Aunque algunos quieran elevar a los altares al fundador de la Unión Europa, Robert Schuman, cuando decimos que un hombre tiene principios morales firmes queremos decir que sus principios son firmes, no que él mismo cumpla esos principios con firmeza. Porque si aplicamos esos principios o valores al común de los políticos, qué quieren que les diga...

Y tampoco quiere decir que un político tenga éxito en la aplicación de sus valores. Schuman pretendía recordarle a Europa que toda ella se había forjado alrededor de principios cristianos y que, por tanto, el bien común de la paz debía primar sobre las ambiciones particulares de los gobernantes de un país. Por y para ello, ideó una unidad supranacional: un modo de terminar con las guerras entre los muy cristianos miembros de Europa. Mismamente entre Francia y Alemania, como resistencia frente a la agresiva Union Soviética, una potencia oficialmente atea. 

Robert Schuman era un tipo de principios. Sin embargo, ya ven lo degenerada que actualmente anda su Europa. Sánchez es mucho peor que Schuman: ni tiene principos, ni coherencia

Pues bien, si Schuman levantara la cabeza ahora, se volvería a acostar en su tumba llorando a moco tendido. De todas maneras, él lo sabe muy bien: la degeneración de la Unión Europea actual no tiene nada que ver con la Europa que él soñó hace 75 años.

En cualqueir caso, no se nos juzgará por nuestros éxitos sino por nuestra cicatrices. El cristiano busca la santidad, que es perfección pero el éxito no es seguro. Cuando los primeros cristianos se llamaban santos entre sí, ya eran muy conscientes de que hablaban de una aspiración, no de un logro.

Los valores democráticos no existen como no existen los valores republicanos. Democracia y república sólo son dos formas de gobierno mientras los principios siempre son morales o son antiprincipios

Pedro Sánchez Pérez-Castejón es un señor sin convicciones, ni principios. Para él, lo único que importa es él. Ni es santo, ni es coherente ni tiene principios. Por eso claro, habla constantemente de principios democráticos, porque la democracia no es una religión ni una filosofía, sólo es un sistema de gobierno. Por tanto los principios democráticos no existen, como no existen los principios republicanos. Los principios o valores, por definición, son principios morales, imposibles de conjugar con el propio interés porque obedecen al interés de todos.