Caso real. A un sacerdote le encargan construir una iglesia en una barriada pobre de una ciudad mesetaria. Le dicen que Cáritas puede ayudarle. Se pone en contacto con el muy laico señor jefe de Cáritas y lo primero que le responde es esto: "¿Ayudar a construir templos? ¿Qué dirían nuestros benefactores? Caritas no está para eso".

Otra, aunque esta ya es de unos años atrás. Hablo de un párroco al que le encargaron la atención espiritual de una de las secciones de Caritas en la gigantesca urbe madrileña. Observó que no había ningún crucifijo o signo religioso en las instalaciones e intentó poner uno, pero los responsables del centro, laicos comprometidísimos, se negaron en redondo. Eso podría resultar ofensivo para los musulmanes a los que ayudaban. Es decir, que un crucifijo era, para los voluntarios de Cáritas, motivo de vergüenza. Pues quien me negare delante de los hombres...

Lo primero: amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. O sea, a Dios antes, y más, que al prójimo. Tranquilos: solemos amarnos mucho a nosotros mismos. Y aunque nuestros católicos progres repitan que sin amor al hermano no hay amor a Dios -y tienen razón- siempre olvidan que sin amor a Dios no hay amor al hermano. Como mucho, filantropía. Y ya sabe lo de Chesterton: Dios nos libre de los filántropos.

Uno de los más graves problemas con los que se topa la Iglesia es confundir caridad con filantropía

Señores: tenemos un problema, y me temo que grave, con Cáritas. La Iglesia no es un ONG y el orden del precepto mayor es ese mismo: amarás a Dios sobre todas las cosas, primero, y al prójimo como a ti mismo, después. Es decir, sólo como a ti mismo: al parecer, a Dios hay que amarle mucho más. 

Pero recuerden que no sólo es una cuestión de prelación: es que, además, si es verdad que miente quien afirma que ama a Dios pero no a su prójimo, también miente quien asegura amar al prójimo pero no a su Dios. 

Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. O sea, a Dios antes, y más, que al prójimo

Cáritas no se creó para matar el hambre -que también- sino para evangelizar. Por lo demás, cuando juegas a ser una ONG con dinero privado, en este caso el de los fieles, probablemente consigas mucha eficacia pero poco alcance. Todo el presupuesto de la Iglesia es inferior al Presupuesto del principado de Andorra. Por eso, las ONG viven del dinero público, estatal, es decir, viven al servicio del Gobierno y al de aquellos a quienes el Gobierno decida ayudar. Y por esa misma razón, Cáritas no puede ser una ONG, siglas a las que siempre he sospechado que le sobra la "N".

Sí, tenemos un problemón con Cáritas. Urge solucionarlo por el bien de la propia Cáritas... porque cada día son más los católicos que deciden no ayudar a Cáritas porque no se fían de ella. Y por cierto, un problemón... que tampoco es difícil de solucionar. Basta con un poco de voluntad.