Publica 20 minutos que siete jugadores de rugby en Australia boicotearán por razones religiosas y personales la decisión de su equipo de vestir para un partido una camiseta con los colores del arcoíris con motivo del orgullo LGTBI, informó este martes su entrenador. Es decir, sus convicciones religiosas y su libertad individual choca con los intereses de un colectivo, en este caso el LGTBI, boicoteando -esa es la palabra utilizada- los derechos de sus miembros. ¿Y los derechos de los jugadores, dónde quedan?

"(Ellos) no vestirán la camiseta porque entra en conflicto con sus creencias culturales y religiosas", dijo su entrenador, Des Hasler, en una rueda de prensa, al asegurar que el resto de los jugadores si lucirá la prenda anunciada. "La intención de la camiseta es apoyar la defensa y los derechos humanos relativos a los movimientos de género, raza, cultura, capacidad y LGBTI. Lamentablemente, la ejecución de lo que pretendía ser una iniciativa extremadamente importante (...) fue deficiente", expresó el entrenador, al pedir disculpas públicas.

El preparador reconoció que no consultaron con los jugadores el uso de esta camiseta, lo que dejaba en vilo la participación en el encuentro de estos siete deportistas.

Recordar que no es la primera vez que un jugador se niega a llevar la bandera LGTBI. Recientemente, Idrissa Gana Gueye, centrocampista del PSG se negó a jugar con dicha bandera en el dorsal de su camiseta, el 17 de mayo, día contra la homofobia en Francia. El entrenador, Mauricio Pochettino, alegó “motivos personales” para no convocar al jugador, según Religión en Libertad.

Ojo, motivos no sólo religiosos sino también culturales. Y supongo que, también, porque a nadie le gusta que le impongan una idea. Prefieren que se la propongan.

A ver quién se atreve a hacer lo propio en España.