Anorexia
En un mundo que todo lo arregla con psicólogos, y si la cosa se pone peor con psiquiatras, que son más serios e igualmente peligrosos, se tiende a confundir lo mental con lo moral. Por dos razones:
1.No es el loco el que hace maldades sino el malvado el que se vuelve loco por sus constantes atentados contra la ley natural, es decir, contra su naturaleza que queda dañada.
2.Sin entrar en filosofías, el hombre es un ser compuesto de una parte material y otra inmaterial, llámese a esta alma, psique, mente, personalidad o sensibilidad, lo mismo me da. En cualquier caso, el hombre está compuesto de espíritu y materia. Es por eso por lo que las úlceras de estómago, algo muy material, le producen mala leche, algo muy espiritual, y, al revés, el rencor, asimismo muy espiritual, le acaba por provocar úlcera.
¿Perfeccionismo? Sí, pero siempre se ha llamado soberbia, el primer pecado capital
O consideramos estas dos cuestiones o me temo que no veremos la realidad tal cual es, algo que debe evitarse a toda costa... porque es cuando se acaba majareta perdido.
Y todo esto se olvida cuando se abordan cuestiones como la anorexia. Miren ustedes: la anorexia, patología de nuestro tiempo, no es un enfermedad mental es una enfermedad moral. Pero, ¿cómo, si la chica que yo conozco es una bellísima persona? No lo dudo, pero las bellísimas personas también tienen defectos. Uno de ellos es la soberbia que está en la raíz de eso que llamamos perfeccionismo de la anoréxica y que no deja de ser el más grave de nuestros siete pecados capitales. De hecho, todos los pecados son de orgullo. La mujer que se conforma con el cuerpo que Dios le ha dado, no sufre anorexia.
No es el loco el que hace maldades sino el malvado el que se vuelve loco por sus constantes atentados contra la ley natural
¿Y las niñas? El dolor de un niño, de una niña, resulta siempre especialmente enervante pero constituye otro olvido del hombre del siglo XXI: hemos olvidado que somos una raza, y que una generación influye tremendamente sobre la siguiente, los padres influyen sobre los niños y las madres sobre las niñas. Por ejemplo.
Pero sí, la anorexia es un problema moral, no mental. Por muchas medidas 'mentales' que se apliquen nunca acabarán con ella. Y por cierto, todo lo dicho se puede aplicar a otras muchas enfermedades. Esta es una sociedad enferma porque es una sociedad profundamente inmoral.