La ONU ha sido en las últimas décadas la gran correa de transmisión para imponer por pura humanidad los derechos humanos
Ante la indiferencia del mundo real, hace poco se ha celebrado una nueva conferencia de los magnates del mundo, los que se acuñan así mismo como “los de Davos”. El Foro Económico Mundial, compuesto de un selecto club de hombres empoderados por el neoliberalismo, que cuando se han cansado de ganar millones todos los días, se han auto-propuesto al mundo para ser sus salvadores. Son los nuevos talibanes del pensamiento que nos llegan precedidos de su éxito personal. Están enamorados de la tierra y la humanidad… Individuos que, como ya lo tienen todo, se han convertido en seres de luz, encumbrados por la teología de la prosperidad. Todo muy luterano.
Los discursos ombliguistas de los ponentes, donde la vanidad personal opaca casi a la de los compañeros de bancada, los dirigen a ellos mismos y tratan a la humanidad como ganado. Son marchantes de carne, que invierten en nosotros para que sus altruismos retornen en dinero, pero sobre todo en control, control de la humanidad. Obsérvese que digo control, que no poder, porque el poder solo se puede establecer desde lo ejecutivo, lo legislativo y lo jurídico, es decir, desde la política, y como se trata de hombres que están por encima del bien y del mal, no se ensucian con nada de eso, porque para eso están las voluntades compradas con dinero que para ellos ya no significa nada o más poder, es decir, corrupción de alto standing y guante blanco.
Estos prohombres, bi y tri multimillonarios, cuyo objetivo es el control mundial de la humanidad a través de diferentes mundos paralelos y envolventes, dedican esfuerzos ingentes de dinero para ello. Procuran controlar las instituciones no políticas con el fin de que nadie quede fuera de su vigilancia creando una ideología global y dominante: el miedo, unas veces a la muerte y otras a no ser feliz.
Se trata de hombres que están por encima del bien y del mal, no se ensucian con nada de eso, porque para eso están las voluntades compradas con dinero que para ellos ya no significa nada o más poder, es decir, corrupción de alto 'standing' y guante blanco
La ONU ha sido en las últimas décadas la gran correa de transmisión para imponer por pura humanidad los derechos humanos, aplicada en países que nada tenían que ver culturalmente con esos derechos humanos, a través de ciertos chantajes económicos o, como intermediarios, de algunas compensaciones políticas de orden internacional. La ONU, además, se ha convertido en el prescriptor todopoderoso de otros derechos que ni son derechos, ni son humanos, pero que los aplican al dictado de los intereses ocultos de nuestros hombres de Davos.
Los asistentes a este exclusivo foro son los principales líderes mundiales de la política, las empresas, la sociedad civil, la cultura, los medios de comunicación y las artes; aunque los anfitriones son aquellos que realmente mecen la cuna como Bill Gates, Georges Soros… En Davos, no solo pretenden supervisar las políticas de los países, que para eso ya tienen a hombres de paja como Pedro Sánchez, Macron, Zelensky o Trudeau; también tienen mucho interés en grupos e instituciones que de alguna forma conciernen a las relaciones humanas, como las sociales, deportivas, empresariales, etc. Así, buscan el debilitamiento de lo que consideran formas de poder adversarias: la familia, la comunidad y, en última instancia, la nación.
Estos prohombres, bi y tri multimillonarios, cuyo objetivo es el control mundial de la humanidad a través de diferentes mundos paralelos y envolventes, dedican esfuerzos ingentes de dinero para ello, creando una ideología global y dominante
Son tan puritanos en sus formas que, aunque todos llegaron en sus jets privados, la organización dejó claro que Davos contaba con la certificación ISO 20121. También se empeñaron en dejar claro que el Foro busca reducir las emisiones de CO2 de todas sus actividades y que desde 2017 todas las emisiones se calculan y compensan al 100% apoyando proyectos medioambientales en Suiza y en el extranjero. ¡Todo un modelo de ciudadanos del mundo!
Que hay una idea de fondo totalitaria puede ser, que se cumpla al menos como a ellos les gustaría, ya es más difícil, porque por encima del poder y el dinero, existe la libertad del ser humano, que siempre, de una forma u otra, ha vuelto a situar a las personas en el sitio que le corresponde, que es el centro de la creación para gobernarse con rectitud. Pero como los hombres de Davos, aparentemente lo tienen todo de su mano, hay una serie de planos entretejidos e interrelacionados en misión constante globalista, como el cambio climático, la salud, la destrucción antropológica desde la ideología de género y la disolvencia de los Estados. Solo hay que mirar las grandes corporaciones financieras, multinacionales de la moda o tecnológicas y el mundo del motor, para ver las campañas de publicidad que hacen o cómo se pliegan a días específicos, como los del orgullo gay o el 8M.
Los asistentes a este exclusivo foro son los principales líderes mundiales de la política, las empresas, la sociedad civil, la cultura, los medios de comunicación y las artes; aunque los anfitriones son aquellos que realmente mecen la cuna como Bill Gates, Georges Soros…
El último gran paso hacia el control de la humanidad es la pretensión de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) se convierta en el gobierno universal para controlar sus plagas y sus pandemias, con sus soluciones y sus medicamentos, de forma que los estados estén supeditados a lo que este organismo no gubernamental -es decir, sin intereses políticos- considere. Y parece que nada puede ser más adecuado, que la OMS, dirigida por los proyectistas más interesados de las teorías maltusianas contemporáneas, y por lo tanto eugenésicas, impongan sus normas a la orden de la voz de su amo.
¿Lograrán alcanzar que la distopía totalitaria sea una realidad? No lo sabemos, pero queda claro que esto no solo es evolución social y humana, porque todos estos cambios están impulsados por intereses muy personales que pretenden dirigirnos en ese sentido. Posiblemente, muchos ciudadanos, cada vez más, perciben una amenaza contra la libertad y la identidad individual tal cual lo conocemos todavía a día de hoy, solo hay que ver cómo discurre el proyecto de la Europa comunitaria. Lo que sí es cierto, y con esto pretendo mostrar que no escribo desde la conspiranoia, es que la epidemia de la Covid se ha mostrado al mundo como una herramienta eficacísima de sometimiento social, que incluso los propios políticos, con el Gobierno de España a la cabeza, se han saltado la ley en varias ocasiones y, que todavía hoy, se ven ciudadanos aterrados de miedo por algo que aún no sabemos por qué llegó y qué nos han metido para curarnos. Hemos entregado nuestra libertad a cambio de una supuesta carta de salvación que ha matado a millones de seres humanos, matanza de la que nadie se ha hecho responsable. Y nadie dice nada porque la sociedad asume el mal con una ligereza que asusta.
La epidemia de la Covid se ha mostrado al mundo como una herramienta eficacísima de sometimiento social, que incluso los propios políticos, con el Gobierno de España a la cabeza, se han saltado la ley en varias ocasiones y, que todavía hoy, se ven ciudadanos aterrados de miedo por algo que aún no sabemos por qué llegó y qué nos han metido para 'curarnos'
Historia de la globalización (Sekotia) de Daniel López. Este ensayo estudia las corporaciones que quieren influir, directa o indirectamente, en las decisiones políticas, financieras y sociales del mundo. A través de esta obra, el lector podrá conocer el funcionamiento de estas sociedades, sus objetivos históricos y presentes, y quiénes son sus protagonistas principales. El autor narra la historia y desvela la razón filosófica del llamado Nuevo Orden Mundial (NOM).
Yo, negacionista (Almuzara) de Fernando López-Mirones. Para alguien que está acostumbrado a interpretar el comportamiento de tiburones y hormigas, a descifrar el críptico lenguaje de los profesionales de la ciencia y a buscar el lado oculto de todas las realidades, el relato pactado de lo que ha ocurrido con la Covid, y de lo que aún está ocurriendo, se revela como fruto de una narrativa muy bien cuidada que haría temblar de envidia al mismísimo Julio Verne, el gran maestro de la ciencia ficción.
Una vuelta de tuerca (Sekotia) de Humberto Pérez-Tomé. Esta novela que escribí en 2013 versa sobre la lucha de un hombre contra el esfuerzo tiránico de la ONU y sus componendas para imponer la ideología de género y de las tretas o estrategias de las que hace uso para deshacerse de las personas o instituciones que pretenden hacerles tropezar en su camino. Los medios de comunicación es una de las más poderosas herramientas que tienen para la dictadura propagandísticas y, entre otras cosas, de esto va la historia: un hombre solo contra el poder globalista.