Sr. Director:
En su primera comparecencia pública el nuevo nuncio del Vaticano en España se refirió a "la delicada cuestión de la presencia de los signos religiosos, y en particular del crucifijo, en la vida pública.

 

Al respecto, expreso el deseo de que, en la sociedad española en general, perviva el afecto por este signo del Amor sin límites de un Dios que se ofrece por el hombre hasta el sacrificio propio. Y es que el crucifijo ha sido y es signo de protección, de consuelo, y de fortaleza en el dolor. Se ha convertido en signo de las profundas raíces de la propia cultura en España, llegando a encontrarse, no sólo sobre las esbeltas torres de las iglesias, sino presidiendo las plazas y los cruces de muchos caminos, acabo de pasar unos días en Galicia y puedo dar fe de ello.

Muchos de ellos son obras de arte con la sublime serenidad de un Velázquez, la dulzura de un Murillo, o el dramatismo de un Goya". En todo caso son signos religiosos que merecen el más profundo respeto.

Suso do Madrid