La mora superó el 5% y las provisiones han sido superiores a lo esperado. Es la mora, no los recursos propios, lo que asegura la marcha de un banco. El hecho relevante enviado el lunes a la CNMV no contribuye a aclarar las cosas, mientras los resultados presentado en la mañana del miércoles no son como para tirar cohetes.

No, el Popular nunca debió entra en créditos a inmobiliarias con la garantía de las acciones de esas propias inmobiliarias. Es uno de los pecados de la banca española hasta la crisis: operaciones apalancadas sea para inmobiliarias o para comprar empresas energéticas. Todas han salido mal para quienes las pusieron en marcha y para quienes las financiaron, salvo cuando se ha dado un pelotazo (casos de Florentino Pérez con Unión Fenosa o de José Manuel Entrecanales con Endesa). En ambos casos, el único que perdió fue el país y todos sus ciudadanos.

Pero es que el presidente del Banco Popular, Ángel Ron, tiene otro problema añadido y es la carencia de un núcleo duro que le apoye. O mejor dicho, posee un núcleo duro demasiado grande, compuesto por Americo Amorim, banquero retirado, Allianz, aseguradora bancaria y Credit Mutuel, mutualidad bancaria francesa. Tener gente del negocio en tu núcleo duro es peligroso, mucho más que disponer de fondos, que sólo buscan rentabilidad, nunca gestión.

Las famosas familias del Popular, que constituyeron el esqueleto accionarial del banco durante el periodo Valls (Molins, Montuenga, Solís, etc) pintan cada vez menos y, además, no les gusta lo que está haciendo Ron.

Eso sí, Ron conoce el oficio y ha heredado las buenas formas de antaño: si se necesita provisionar, provisionemos hasta el final. No es mala la caída del beneficio neto durante el primer semestre, pues se debe a provisiones, pero es evidente que la mora, origen de esa provisiones, está obligada a reducirse con rapidez. Mejor antes que después.

Eulogio López

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