Rato y Olivas quieren mantener el tridente: Barcoj, Amat e Izquierdo. La noticia es que no hay cambios, ni los habrá hasta que las siete cajas de ahorros funcionen como un cuerpo, lo que podría alargarse hasta finales de 2011. Nada de consejero delegado: presidente Ejecutivo (Rato) y vicepresidente (Izquierdo). Ahora, el mayor problema consiste en la supresión de 4.500 trabajadores sin bajas traumáticas

El próximo 1 de enero se pone en marcha la SIP que une a siete cajas de ahorros: Caja Madrid, Bancaja, Insular de Canarias, Rioja, Ávila, Segovia y Laietana. Para entonces esa superestructura bancaria deberá contar con un organigrama de dirección. Pues bien, la noticia es que Rodrigo Rato y José Luis Olivas han pactado con sus socios no hacer cambios ni fichajes: seguir con lo que hay. El nuevo banco nacerá con un equipo directivo formado por un tridente, que, de hecho, es el que manda en las dos entidades madre: Caja Madrid aportará a Ildefonso Sánchez Barcoj y Matías Amat y Bancaja a su nuevo director general, Aurelio Izquierdo. Actualmente, Amat lleva las unidades de negocio y Barcoj medios.

Por decirlo en la jerga del sector, uno vende y el otro controla lo que vende. Como mucho habrá intercambio de papeles entre ambos, pero nada más. Mientras, en cumplimiento del acuerdo de fusión, el valenciano Aurelio Izquierdo llevará el grupo industrial. La única reclamación de Bancaja es la situación de Juan Zurita, en su día candidato a la Dirección General de Bancaja, que ocupa Izquierdo

Y no, no habrá consejero delegado. El SIP formado por las siete entidades de ahorro tendrá, según lo pactado, un presidente Ejecutivo, Rodrigo Rato, un vicepresidente ejecutivo, José Luis Oliva, responsable del grupo industrial y Auditoría, y precitado tridente que colgar de Caja Madrid.

¿Es éste el organigrama del nuevo banco que todavía no tiene nombre? No. Sólo que Rato y Olivas han llegado a la conclusión de que lo mejor es hacer camino al andar y prescindir de fichajes. Eso sí, en el segundo semestre de 2011, ya con el SIP rodado, será el momento de afrontar un organigrama más bancario y menos cajero.   

Esto por lo que respecta a los directivos. Pero el problema laboral sigue siendo el mismo: el pacto con los sindicatos es que no haya bajas traumáticas. En otras palabras, que los 4.500 trabajadores (de una plantilla total de 25.000) que debe irse a la calle saldrán de bajas incentivadas, prejubilaciones. Lo malo es que las plantillas no están tan envejecidas y el coste de las salidas se puede disparar. Oiga, y en Caja Madrid hay elecciones sindicales a finales de mes.

Miriam Prat

miriam@hispanidad.com