Una señal del deterioro del mercado de trabajo y de la ausencia de expectativas

 

Un banco pequeño se encuentra inmerso en un ERE. Junto a las prejubilaciones hay bajas incentivadas: 60 días por año trabajado con una modulación para los que lleven menos tiempo. De los 800 empleados ni uno solo se ha acogido a la baja incentivada. Un escenario impensable hace cinco años. Entonces siempre aparecía el que pretendía cumplir su sueño ecológico, cuidar a sus hijos o buscar mejores oportunidades profesionales. Ahora no. La razón es que el mercado laboral está bloqueado. Y sobre todo, que los empleados de banca saben muy bien que nos esperan bastantes años de estancamiento. Y en ese entorno, mejor quedarse en casa y no moverse.