Iberia tiene su principal escollo en la negociación con los pilotos. El plan consiste en cambiar salarios altos por retribuciones moderadas, pero también más flexibilidad y simplificación del producto. La española cierra los ojos ante la minusvalía del plan de pensiones de British. La cifra se actualizó en marzo de 2010 y asciende a 4.080 millones de euros

Ante la mala marcha del sector de la aviación, las low cost han demostrado su capacidad para salir adelante en plena crisis. Para el presidente de Iberia, Antonio Vázquez, no hay duda de la dureza de 2009: Ha sido probablemente el año más complejo desde que acabó la Segunda Guerra Mundial. Y eso que en ese período ha habido plagas, atentados terroristas, subidas de petróleo. Para el primer ejecutivo de Iberia no cabe duda de que las aerolíneas deben adaptarse a un cambio definitivo en la demanda. Particularmente en Iberia, a las congelaciones salariales, la reducción de plantilla en 1.000 personas, los aplazamientos de contratos o las mejoras de productividad debe añadirse una mayor reducción de costes.

Por un lado esperan que la fusión con British Airways suponga nuevas sinergias. Hasta tal punto que la británica actualizó su plan de pensiones en marzo, que cuenta con una minusvalía de 3.400 millones de libras (4.080 millones de euros). La nueva actualización no se producirá hasta dentro de tres años. En otras palabras, Iberia pasa por encima de la cuestión y cierra los ojos con tal de fusionarse.

Por eso, Iberia decidió operar como una compañía de bajo coste en los vuelos de corto y medio radio con la creación de una nueva aerolínea, igual que ya lo hace con Vueling desde Barcelona. Para poder constituir la nueva compañía se abrió una negociación con personal de tierra, cabina y pilotos. Los dos primeros no parecen preocupar a la directiva, pero los pilotos suelen ser duros de roer. Su convenio colectivo, en palabras del consejero delegado de Iberia, Rafael Sánchez-Lozano, es probablemente el más complejo de España. Así que no se trata sólo de una cuestión salarial, cambiando salarios altos por otros más moderados, sino de flexibilidad y contundencia, según Antonio Vázquez. La compañía necesita mayor disponibilidad de los pilotos. Además, Vázquez entiende que se puede abaratar simplificando el producto. Es decir, uno paga por el asiento y todo lo demás son extras.

Volviendo a la cuestión laboral, Iberia está en negociaciones, pero la transición hacia la línea de bajo coste urge. Cada día que pasa se prolonga la existencia de un modelo ineficiente. Ahora bien, los directivos entienden que las negociaciones avanzan y les merece la pena tener un poco de paciencia. ¿Y si fuera imposible el acuerdo? Habrá que tomar las medidas oportunas. Antonio Vázquez tiene claro el cambio: Iberia va a operar desde un modelo totalmente distinto. Eso es irrenunciable. De ahí el interés que la directiva pone en la negociación.

Mariano Tomás

mariano@hispanidad.com