Incumple su promesa de permitir que los niños reciban clase en el idioma elegido

 

Cuando aspiraba a la presidencia de la Xunta de Galicia, que hoy ocupa, Alberto Núñez Feijóo compartía oposición al Gobierno Touriño con Galicia Bilingüe. Esta plataforma nació como reacción a la imposición del gallego en las aulas y llegó a recoger 100.000 firmas a favor de la elección de los padres. Igual que a Carpanta le salen chiribitas de los ojos cuando ve un pollo, los políticos se deshacen ante un grupo que moviliza votantes (perdón, ciudadanos).

Así que, en plena campaña, Feijóo prometió que los padres tendrían derecho a elegir la lengua en que sus hijos recibirían las asignaturas troncales. Puede que ésta fuera la promesa que le dio la mayoría absoluta, imprescindible para que el PP gobernara en Galicia. Sin embargo, el Decreto del Ejecutivo Feijóo (sólo en gallego) dispone que se consultará a los padres y se usará la lengua predominante del aula. Además, se establece un complicado sistema que introduce una tercera lengua (por ejemplo, el inglés) y distribuye en tercios las horas asignadas a cada materia. Así Feijóo ha conseguido poner en su contra a los nacionalistas, que exigen la imposición del gallego, y a los que reivindican su derecho a asistir a clase en castellano, independientemente de que quienes lo deseen acudan a clase en gallego.