Sr. Director:
Día tres y en los medios solamente tres: Tomás, Trinidad y Zapatero. Pero al presidente se le olvidó que el domingo jugaban cuatro.

 

Ellos tres y su grupo de militantes, los que en realidad decidían. Sin embargo la apuesta que Zapatero había presentado como buenísima, para su grupo fue "buena". Esta acción dejó ver que Zapatero no lleva siempre la razón y ese día estuvo su partido para recordárselo.

La democracia interna que se pretendió vender días antes de las elecciones y una aparente unión, se transformó en una rebelión interna aunque algunos intentaron seguir aparentando la unidad. En conclusión, la estrella de Zapatero se ha estrellado contra él y no sin consecuencias, aparentes unas, otras que aún no han salido a la superficie.

Sara Gutiérrez Balsa