A La Palma se la conoce como la isla de los cinco continentes, es un auténtico paraíso de la naturaleza y desde 2002 es Reserva de la Biosfera por la Unesco
Hace ya más de un mes que el volcán de Cumbre Vieja en la isla de La Palma entró en erupción y no hay signos de que vaya a detenerse pronto. Las coladas de lava siguen avanzando hacia el mar y destruyendo casas (van casi 2.000) y plantaciones a su paso, y ya han provocado la evacuación de más de 7.000 personas. Pero la conocida como isla bonita es mucho más, sobre todo, un tesoro en vegetación, paisajes, clima y para observar las estrellas.
La Palma es una de las siete islas que forman el archipiélago canario, situado en océano Atlántico, a unos 97 kilómetros de Marruecos y a unos 1.400 kilómetros de la Península Ibérica, y es una de las más jóvenes junto a El Hierro, pues surgió hace 2 millones de años por las erupciones de un volcán submarino, y también la más occidental y alejada de la Península. Cuenta con una superficie de poco más de 708 kilómetros cuadrados, que aumentará al sumar la fajana de lava que ahora sigue creciendo en el mar, y una población de algo más de 83.400 habitantes, ocupando la quinta posición en ambos términos del archipiélago canario. Pero eso sí, es la segunda en altitud gracias a los 2.426 metros del Roque de los Muchachos y una de las islas del planeta que alcanza tanta altura en tan poca extensión.
También se la conoce como la isla de los cinco continentes por su variedad de climas y de paisajes, y desde 2002 es Reserva de la Biosfera por la Unesco. De hecho, uno puede estar en el pico más alto y después en la playa, o viceversa, en poco más de una hora; así como observar entornos volcánicos, frondosos bosques, barrancos, abruptos acantilados, aguas cristalinas, piscinas naturales protegidas del oleaje y recorrer una amplia red de senderos formada por unos 1.000 kilómetros. Un auténtico paraíso de la naturaleza que alberga un Parque Nacional, 19 espacios naturales protegidos y una reserva marina, en los que poder disfrutar observando preciosas vistas, caminando o incluso practicando buceo.
La Palma es una de las islas más jóvenes del archipiélago junto a El Hierro: surgió hace 2 millones de años por las erupciones de un volcán submarino, y también la más occidental y alejada de la Península
Es la isla del archipiélago con mayor superficie de bosques, en su mayoría de pinos (el pino canario es una especie única por su resistencia al fuego y se regenera tras un incendio) y laurisilvas (una reliquia vegetal que desapareció del resto de Europa hace 20 millones de años). También hay laureles, tilos -de hecho, el Bosque de los Tilos es reserva natural de la Unesco-, madroños, brezos y helechos gigantes, así como unas 170 plantas endémicas, destacando el drago, la palmera canaria o el tajinaste rosado. La biodiversidad de La Palma no se limita a su vegetación y sus paisajes, también incluye su fauna, destacando un gran número de aves (graja, paloma rabiche y pinzón palmero, entre otras) y de especies marinas.
Es la única isla canaria que tiene pequeños ríos y arroyos, gracias no sólo al agua de las precipitaciones, sino también a que la orografía y la influencia de los vientos alisios dan lugar a la conocida lluvia horizontal. En el paisaje de La Palma, justo en el centro, destaca el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, uno de los mayores cráteres volcánicos emergidos del mundo, pues tiene 1.500 metros de profundidad y unos 10 kilómetros de diámetro, y en su punto más alto está el Roque de los Muchachos. Allí se encuentra un observatorio que incluye, entre otros, el mayor telescopio óptico del mundo (el Grantecan) porque la isla bonita es uno de los tres puntos más importantes del mundo desde el punto de vista astronómico por la cantidad de telescopios y la calidad del cielo, y gracias a esto último logró la primera Reserva Starlight del mundo. Además, cuenta con una Ley del Cielo desde 1988, norma pionera en el viejo continente para protegerlo de contaminación lumínica, radioeléctrica y atmosférica: por ello, la mayoría de los municipios tienen alumbrado público de luz naranja que apunta hacia el suelo y también se regula el tráfico aéreo, aunque también establece restricciones a la actividad económica que suponen cierta dificultad en el desarrollo industrial.
Es uno de los tres puntos más importantes del mundo desde el punto de vista astronómico por la cantidad de telescopios y la calidad del cielo, y gracias a esto último logró la primera Reserva Starlight del mundo. Además, cuenta con una Ley del Cielo desde 1988
En concreto, hay pequeñas industrias y establecimientos que transforman productos de la isla en productos de consumo y en obras de arte, aunque la agricultura es la mayor fuente de riqueza. Dentro de esta última los grandes protagonistas son los plátanos, con 3.000 hectáreas que la sitúan como la segunda isla en cultivo tras Tenerife y que le permitió exportar 144.302 toneladas de esta fruta en 2020. Claro que también hay plantaciones de cítricos -naranjas y limones-, aguacates, guayabas, papayas, mangos, mangas rojas, verduras, patatas (más conocidas como papas), almendros y uvas para elaborar vino (el cual tuvo un gran apogeo entre los siglos XVI y XVIII).
Hay otros dos productos -caña de azúcar y tabaco- que tuvieron gran importancia hace siglos, pero ahora es mucho menor. En la conquista de las islas canarias, se introdujo la caña de azúcar y se generó una industria a su alrededor que requirió el uso de esclavos, aunque perdió fuelle cuando se vio que la producción era más rápida en las colonias de América, y al final se redujo a la actual fabricación de ron, aguardiente y ron miel (una variedad de ron típica del archipiélago a base de aguardiente de caña o melaza -miel de caña-). La historia del tabaco palmero se inició en el siglo XIX, cuando muchos habitantes se fueron a Cuba a trabajar en las plantaciones para mantener a sus familias y se trajeron semillas y el método de cultivo a su vuelta, algo que se conmemora cada lunes de Carnaval -el día de Los Indianos-, y durante años tuvieron éxito, pero acabó por el moho azul en 1967 y actualmente sólo existen pequeñas plantaciones, algunos chinchales (manufacturas de tabaco), una fábrica de puros en Breña Alta (la de Puros Artesanos Julio) y hasta un museo.
La isla bonita cuenta con ganadería caprina, de la que se obtiene leche, carne y también queso palmero, el cual cuenta con Denominación de Origen Protegida. La tea -el corazón del pino canario- es una madera noble, fuerte y olorosa que es para siempre y no se pudre gracias a que se nutre con su propia resina: se ha utilizado en puertas, balcones, techos, suelos, barricas para el vino y herramientas de tejeduría (desde telares a devanaderas), aunque en la actualidad su tala está prohibida y sólo se puede reutilizar la de antes. La construcción ha ido creciendo en los últimos años, gracias al avance del turismo, aunque este no es de masas, porque la isla no llega a 4.700 plazas hoteleras, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), y hay menos hoteles que a finales del siglo XIX.
Hay pequeñas industrias y establecimientos que transforman productos de la isla en productos de consumo y en obras de arte, aunque la agricultura es la mayor fuente de riqueza. Dentro de esta última los grandes protagonistas son los plátanos
Dentro de la economía de La Palma también hay que mencionar los telares de seda de El Paso, donde se desarrolla el ciclo completo de esta técnica artesanal (desde la cría de los gusanos hasta la confección de prendas) para producir un tejido de gran calidad. La seda palmera se usa sobre todo en prendas tradicionales (fajas, corpiños, faldas o manteles), corbatas, chales y camisas. Además, destaca otra artesanía textil: los bordados, siendo el richeliu (o “rechi”) el más conocido, pero también está el realce y el punto perdido.
No se puede olvidar que la capital de la isla bonita, Santa Cruz de la Palma, fue la sexta ciudad del mundo que contó con energía eléctrica en 1893. Y quizás este gran avance sea una de las razones de que albergue el primer aeropuerto de Europa que se autoabastece con energía eólica. Además, cuenta con un buen número de transportes dada su condición insular: aeropuerto, ferry y dos puertos destacados.
La capital de la isla bonita, Santa Cruz de la Palma, fue la sexta ciudad del mundo que contó con energía eléctrica en 1893
Todo esto refleja que La Palma es mucho más que la erupción del volcán de Cumbre Vieja que se produjo hace un mes y está teniendo un gran eco mediático. El vicepresidente del Cabildo de La Palma, José Adrián Hernández, ha señalado que “estamos bajos de ánimo, pero esperanzados de sacar adelante la reconstrucción”, y ya son muchas las entidades sin ánimo de lucro que están haciendo sus aportaciones, y también serán necesarias ayudas públicas. La propia reconstrucción supondrá oportunidades de empleo para empresas y emprendedores, así como para aumentar la apuesta por la sostenibilidad y la digitalización.
Recuerden que la anterior erupción en la isla bonita fue la del volcán Teneguía en 1971 y en los 40 años que han transcurrido se ha dado la recuperación de los daños: se reconstruyeron viviendas y en la lava solidificada se plantaron plantado plataneras o viñedos, por ejemplo, dado que la tierra volcánica es más fértil, y también la lava que cayó al mar enriqueció el ecosistema marino. Claro que para todo esto hará falta tiempo e inversiones, porque habrá que retirar grandes rocas, restaurar la red de galerías y canales que trasladaban el agua desde la montaña o los cultivos, ver dónde y cómo se reconstruyen las miles de edificaciones devoradas por la lava (casas, comercios, colegio, centro de salud, iglesias, gasolineras…), restaurar las infraestructuras y volver a plantar en los cultivos arrasados en caso de que el terreno no se convierta en zona protegida.
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