Hace más de un año que apareció la pandemia del Covid-19 en todo el mundo, irrumpiendo en la rutina diaria, y provocando una crisis sanitaria y económica. Las restricciones de movilidad y las medidas para minimizar los contagios -entre las que se incluye el confinamiento de hace unos meses- han trastocado nuestra forma de trabajar, comprar, viajar o disfrutar el tiempo de ocio. De hecho, el comercio electrónico se ha disparado, pero es una asignatura aún pendiente para la mayor parte del sector minorista.

La facturación del comercio electrónico en nuestro país ascendió a 24.263 millones de euros en el primer semestre de 2020. En concreto, entre enero y marzo, los ingresos se situaron en 12.243 millones, lo que supone un 11,6% más que hace un año, según datos de la CNMC, y se realizaron más de 226 millones de transacciones (+11,4%). Entre abril y junio, los ingresos fueron de 12.020 millones (+0,2%) y se hicieron más de 244 millones de operaciones, un nuevo récord histórico: las actividades con mayor facturación fueron las prendas de vestir (9,4% del total), la suscripción de canales de televisión (4,5%) y los hipermercados, supermercados y tiendas de alimentación (4,1%).

comercio electrónico

Otro dato que apunta el auge del comercio electrónico se vio en los dos días estrella de descuentos (los famosos Black Friday y Ciber Monday). En su última edición, cuando las rebajas no se limitaron sólo a estas jornadas y la gente estaba más acostumbrada a comprar por Internet, las ventas subieron un 24%, según SeQura, la plataforma líder en soluciones de pago en España.

Sin embargo, el comercio electrónico sigue siendo una asignatura aún pendiente para la mayor parte del sector minorista (también denominado retail) de nuestro país. De hecho, sólo el 16,7% de los comercios tiene canal de venta online, según un estudio de BeeDigital, empresa líder en soluciones de marketing digital para pequeñas y medianas empresas (pymes) y autónomos. Esto supone una clara desventaja ante establecimientos de mayor tamaño y más digitales, pero la mayoría es consciente de que debea mejorar: el 85% reconoce la necesidad de digitalizarse para entender mejor a su consumidor este año, como recoge el estudio de Esade Creapolis, el parque de la innovación de Esade, con la colaboración de la consultora tecnológica Seidor.

Entre abril y junio, los ingresos del comercio electrónico fueron de 12.020 millones (+0,2%) y se hicieron más de 244 millones de operaciones, un nuevo récord histórico

Ocho de cada diez comerciantes al por menor ven esencial el apoyo tecnológico para afrontar los principales retos del sector: mejorar la visión del consumidor, gestionar la omnicanalidad y digitalizar las tiendas físicas. “Sólo quienes consigan superar estos retos serán capaces de transformarse y perdurar en el tiempo en un sector tan dinámico como es el retail”, ha señalado Oriol Alcoba, director de Esade Creapolis. A los fabricantes les preocupa especialmente la transición del marketing B2B (business to business -negocio a negocio-) al B2C (business to consumer -negocio a consumidor-), la estrategia que desarrollan las empresas comerciales para llegar directamente al cliente o consumidor final; la trazabilidad de sus cadenas de producción y logísticas; y la segmentación avanzada de sus clientes.

Tendencias que ya había antes de la llegada de la pandemia, como la comodidad, la experiencia de compra o la sostenibilidad siguen estando plenamente vigentes, pero ahora ha cobrado mayor relevancia la tecnología, tanto en lo que se refiere a la digitalización de las tiendas físicas como al uso de los datos del consumidor y como palanca hacia nuevas oportunidades. Ahora los usuarios y consumidores buscan nuevas formas de interactuar con las tiendas, vía redes sociales, aplicaciones y páginas web, así como maneras más seguras y ágiles de adquirir productos y/o servicios, pudiéndolo hacer también por Internet.

A los fabricantes les preocupa especialmente la transición al marketing B2C, la estrategia que desarrollan las empresas comerciales para llegar directamente al cliente o consumidor final

móvil redes sociales

Un escenario en el que lo digital ha ido ganando presencia en los últimos años y ha tenido un impulso con el Covid-19. En España, casi 43 millones de españoles son usuarios de Internet y emplean una media diaria de 6 horas y 11 minutos navegando por la red, y casi el 94% accede a través de un dispositivo móvil. como recoge el informe ‘Digital 2021’, elaborado por Hootsuite, la plataforma líder en gestión de redes sociales, y We Are Social, una agencia creativa especializada en social media. En ese tiempo de navegación, las redes sociales ocupan un puesto relevante, pues las usan el 80% de los españoles (más de 37 millones de personas) y un 45% busca ahí información de marcas; destacando WhatsApp, YouTube y Facebook como las redes sociales más utilizadas. Y el comercio electrónico no se queda atrás, pues el 79% de los españoles ha hecho una compra por esta vía desde cualquier dispositivo en el último mes.

En España, casi 43 millones de españoles son usuarios de Internet y emplean una media diaria de 6 horas y 11 minutos navegando, las redes sociales ocupan parte importante de ese tiempo

Aspectos que deber tener en cuenta todos los actores del sector minorista, de forma especial los autónomos y pymes que aún tienen una presencia muy limitada en la red. “En estos momentos, la presencia digital es determinante para el desarrollo de los negocios, especialmente para aquellos establecimientos físicos que se vieron golpeados durante la etapa de confinamiento”, señala Javier Castro, CEO de BeeDigital, así como para la creación de vínculos con los clientes.

La mejor estrategia digital es aquella que aúna comercio online, redes sociales y posicionamiento web, y cualquier empresa puede encontrar una forma de complementarla con su modelo de venta tradicional: por ejemplo, con la recogida de los pedidos en la propia tienda física. Esta alternativa facilita la posibilidad de ofrecer venta electrónica, pues la logística es una asignatura que también requiere de grandes esfuerzos para las compañías de mayor tamaño. De hecho, la clave es contar con un socio especializado en este aspecto o bien llegar a distintas alianzas para que su puesta en marcha sea algo más sencilla y efectiva.