Donald Trump y Vladimir Putin se reúnen este viernes 15 de agosto, en Alaska. Han escogido un buen día y un buen lugar. Es la festividad de Virgen de la Asunción y en Alaska, que no deja de ser una tierra de hielo.

La verdad es que será la última oportunidad para que Trump, el personaje más profundo que nos haya proporcionado la política en los últimos tiempos, pueda atraerse a Putin hacia el Occidente cristiano, del que nunca debió salir. Putin es cristiano y un personaje que cree en el bien y el mal, capaz de distinguir entre ambas categorías, cosa que no puede decirse de muchos europeos ni de muchos occidentales. Por ejemplo, no puede decirse del británico Starmer, del francés Macron o del español Sánchez.

Ahora bien, lo cierto es que don Vladimir no parece que haya hecho mucho por volver a Occidente. Más que por su cosmovisión cristiana de la existencia se ha dejado llevar por su orgullo infinito de la madre Rusia, llamada a regir el mundo desde el dolor, dolor ajeno, simplemente porque así se lo ha otorgado el demiurgo universal.

Y no nos engañemos: don Donald todavía no ha conseguido muchos puntos en esta carrera. Por cierto, no creo en una alternativa europea. Es más, personalmente me importa un pimiento que Europa haya quedado fuera de las negociaciones: hace mucho tiempo que el viejo continente, madre del mundo, abjuró del cristianismo que le fundó y, por lo tanto, no puede pintar nada en el mundo... porque hace tiempo que no pinta.

Pero lo importante es si Rusia va a seguir con los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) o se va a integrar en Occidente. El resto es absolutamente secundario. Sí, muere mucha gente en Ucrania pero también en Sudán, en Gaza y en otros muchos lugares del mundo sin que nadie mueva un dedo por evitarlo, porque ni tan siquiera se sabe qué es lo que hay que evitar.

Hay muchas guerras en el mundo y aún no sabemos si se trata de una sola guerra por trozos, pero sí sabemos la causa de todas ellas: el hombre se ha alejado tanto de Cristo que ya no es que no distinga entre el bien y el mal: ya es que llama bien al mal y mal al bien.

Nuestra Señora de la Asunción, la Virgen de Agosto, es el día del año donde más fiestas locales se celebran en España. Un dogma que mucha gente no entiende y el que lo entiende sabe que, independientemente de su formulación, lo que pretendió la Iglesia fue resaltar que la Madre de Dios es la primera de todo el género humano, de antes, de ahora y de mañana y que, por tanto, no podía conocer la corrupción… la corrupción de la muerte.

Sí, es un buen día y un buen lugar para la Cumbre Putin-Trump, pero no olvidemos que lo importante de esa reunión entre dos de los hombres más importantes del planeta, estriba en que Rusia deje de ser un problema para ser parte de la solución y que Occidente recupere su Europa. Que Europa vuelva a ser ella misma, la Europa cristiana, y todo Occidente recupere el nombre de Cristo, y la verdad es que Donald Trump, a su manera, ha resucitado los valores cristianos en política, y, también, que Rusia vuelva al Occidente cristiano... o sencillamente no habrá solución.

El futuro de la humanidad no se decide en Alaska pero Alaska será el mejor termómetro del que dispondremos para saber si el mundo se aleja del abismo o simplemente se precipita en él.