La última hora en Gaza es en verdad, dura. Hay más de 300 muertos por los ataques israelíes y se calcula que otros tantos abortos por malnutrición. Curioso, ahora a los progresistas españoles les preocupa la tragedia del aborto. Pero sí, es una tragedia contra el más inocente y más indefenso de todos los seres humanos, el concebido y aún no nacido.

Y es verdad: Israel debe volver al ojo por ojo y diente por diente, que se queda lejos del mandamiento cristiano del amor pero que, al menos no provocaría tanto sufrimiento.

Ahora bien, en el entretanto, Hamás sigue sin liberar a los rehenes, a todos los rehenes que queden vivos y continúa utilizando a sus mujeres y niños como escudos humanos frente a un ejército que, aunque actúe de forma inmisericorde, da la cara.

Señores: esto no lo ha empezado Israel, lo empezaron, el 7 de octubre de 2023, unos palestinos salvajes que mataron a 1.200 civiles israelíes y secuestraron a más de 200.

Ahora volvemos a España y a Europa. Aquí, el más solemne Pedro Sánchez y el dulce ministro Albares piden a la ONU que sancione a Israel... y a Eurovisión que le expulse del concurso: patético.

La verdad es que, a los españoles, Sánchez ya nos tiene acostumbrados a estos numeritos: si no fuera por miedo sería la novia en la boda, el niño en el bautizo y el muerto en el entierro con tal de dejar su sello. La vieja canción de Cecilia resume la persona y la figura del presidente del Gobierno español, al que también puede atribuirse el viejo punto del Camino de San Josemaría: "Tú soberbia, ¿de qué?".

Me explico: en la Cumbre Europea de Tirana, Sánchez fue un cero a la izquierda. ¿Acaso porque España no ha sido uno de los puntales de Europa? No, España ha sido y aún continúa siendo, a pesar de su actual degeneración, un puntal de Europa, porque Europa no es otra cosa que la cristiandad, y los dos grandes baluartes de la cristiandad han sido España y Roma.

Ahora bien, el presidente del Gobierno español, cristófobo sin motivo, ha perdido todo su prestigio en Europa, si es que alguna vez tuvo alguno. Se le conoce en Bruselas como un presumido tramposo. Y eso ya no cuela. Así, blasona de dirigir el país que más ayuda a Ucrania -mentira- pero cuando se opta por la guerra -ojo, y yo creo que aquí se equivoca Bruselas y acierta Washington, que opta por la paz en Ucrania- Sánchez pone reparos a aumentar el presupuesto de Defensa hasta el 2% del PIB, cuando la OTAN ya está pidiendo, y recordándole a España que así debe hacerlo. nada menos que un 5%. Por cierto, muy bueno lo de Margarita Robles, ayer mismo, cuando respondió a esta cuestión crucial, que no era el momento de habla de porcentajes. Y se quedó tan ancha.

Así que como no pintaba nada en la cumbre europea sobre Ucrania, donde sí tenía que estar y donde pasó absolutamente inadvertido, se fue a Bagdad, a la reunión de La Liga Árabe, de la que, al parecer, forma parte España, como bien saben Yolanda Díaz y José Manuel Albares.

Y allí, don Pedro volvió a solemnizar lo obvio, es decir, a pronunciar, con la boca redonda, otra tontuna de altos vuelos: denunciar a Israel ante la ONU para que la Corte Penal Internacional dictamine sobre la entrada de ayuda internacional a Gaza. Cuando haya dictaminado, es posible que toda Gaza haya muerto de hambre. Y de vuelta de Madrid, Sánchez, que laborioso sí que es es, propone expulsar a Israel de Eurovisión... a lo que los máximos mandatarios de Eurovisión ya le han recordado que en ese concurso, hoy convertido en la suma de la horterada, no mandan los gobiernos sino las teles públicas.

Respecto a la guerra en Tierra Santa, ya hemos hablado muchas veces en Hispanidad: si Israel, tras sufrir unos de los atentados terroristas más sangrientos de la historia, reacciona con tanta dureza -y no, no debe hacerlo, se está pasando- es por el tipo de guerra terrorista que ejerce Hamas: sus guerrilleros, primero golpean y luego corren a esconderse detrás de la sociedad civil, esto es, de sus mujeres e hijos, que son los que mueren.

Y si Israel ha roto con Naciones Unidas, a quien ahora Sánchez pretende utilizar, es porque su ayuda humanitaria no es pro-Gaza sino pro-Hamas, como denuncia el mismísimo Mahmud Abbas, presidente de Cisjordania... pero no Sánchez.

Pues bien, ahora  el presidente del Gobierno pide que se habrá una nueva causa contra Israel en la Corte Penal Internacional (CPI) por no permitir la entrada de ayuda humanitaria en Gaza). Una ayuda humanitaria que Israel asegura y yo le creo, que es más que ayuda humanitaria. En cualquier caso, repito, ayuda de la que se aprovechan los terroristas de Hamas.

Y ahí está lo sorprendente de la Cumbre de Bagdad, que entonces surge el realmente afectado, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, el de Cisjordania, no el de Gaza y se aleja del brindis al sol que supone denunciar de nuevo a Israel ante la Corte Penal Internacional y propone algo más interesante: tras condenar sin paliativos el atentado de Hamas, y exigir que liberen a los rehenes, tras calificar a los de Hamas como auténticos 'hijos de perra', propone que Hamas quede bajo la jurisdicción de Cisjordania. Esa que sí que es una buena y nueva idea.

En resumen, en Bagdad, Abbas (también conocido como Abu Mazen), ha propuesto que Israel permita a Cisjordania administrar Gaza. Es un riesgo elevado porque Hamas nunca se ha sometido a la antigua Autoridad Palestina.

Hamas es a Cisjordania lo que Bildu al PNV. Pero si Israel acepta se abriría la puerta a la famosa solución que, en teoría, venden Sánchez y Albares: los dos Estados. Y además, con un palestino, Abbas, dispuesto a convivir con Israel, mientras sus 'hermanos' "hijos de perra", lo único que pretenden es aniquilar al pueblo judío de la faz de la tierra... lo mismito que la solución final de Adolfo Hitler.

Es decir, Abbas apunta bien y se lo está poniendo difícil al sionista Benjamin Netanyahu, porque si Cisjordania se hace cargo de Gaza, y asume un gran riesgo con ello, al Gobierno de Jerusalén no le quedaría otro remedio que detener la masacre y todo apuntaría entonces hacia esos dos Estados que, insisto, no deberían ser dos Estados sino tres, como tres son la grandes religiones de Israel. judaísmo, islam... y cristianismo.

En definitiva, Sánchez se está sumiendo en el ridículo internacional y al tiempo lanzando en España, consumo de uso interno, una repugnante campaña de propaganda.

Quedémonos con lo bueno... con la propuesta de Mahmud Abbas. Si Donald Trump aprueba esa opción, y no la del Gaza-resort, le otorgaría carta de naturaleza en la escena internacional y el sionista Netanyahu se vería obligado a considerarla.