En un asunto tan progre como este no podíamos quedarnos fuera como gran nación que somos. Hablamos del recurso planteado por la Comisión Europea contra la ley aprobada en 2021 en Hungría, diez países se unieron en la lucha por ser progresistas de pro, Austria, Bélgica, Dinamarca, Luxemburgo, Irlanda, Luxemburgo, Malta, Holanda y Portugal, y Sánchez no podía no estar presente, máxime cuando le toca presidir la Unión Europea, así España se ha sumado al recurso.

Lo de Bruselas es de traca, la «Ley de Protección de la Infancia» tiene el objetivo de impedir el adoctrinamiento a los menores con respecto a la propaganda LGTBIQ+ y de cambio de sexo, así como la protección contra la pederastia y la pornografía. La ley abarca el sector educativo y señala que las clases de educación sexual en las escuelas «no pueden diseñarse para promover la segregación de género, el cambio de sexo o la homosexualidad.  

A Úrsula no le gustó nada este ley porque iba contra su rodillo progresista y Orbán respondió de la forma que más pudo molestar a Bruselas: con la democracia. Sometió a referéndum la ley. ¿Resultado? Más del 90% de los húngaros que han votado se oponen al adoctrinamiento en ideología de género a sus hijos en las escuelas.

Europa y Úrsula enloquecieron, y tomaron medidas por dos vías: judicial y económica. En lo económico, Bruselas, para intentar implantar el pensamiento único, perdón, quería decir valores europeos, en Hungría y a los húngaros decidió abrir un proceso para bloquear los fondos comunitarios que deberían llegar a al país, justificándolo en las dudas de Bruselas en materia de Estado de Derecho. Es más, los fondos Next Generation siguen bloqueados y sin llegar. Además, ha iniciado el procedimiento para congelarles también las ayudas regionales y agrícolas.

Pero como no es suficiente, la Comisión Europea llevó a Hungría el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE). Según Bruselas, "las autoridades húngaras no han respondido de forma suficiente a las preocupaciones de la Comisión en relación con la igualdad y la protección de los derechos fundamentales, y no ha adoptado ningún compromiso para corregir la incompatibilidad", pese a que el 90% de los húngaros ya votaron. Es decir. no han respondido de manera suficiente y no han adoptado ningún compromiso, eso o que Bruselas se niega a aceptar la decisión del pueblo soberano y libre de Hungría

Sánchez se une a su colega Von der Leyen, la Comisión y el resto de medios progres, que presentan al “ultraconservador” gobierno húngaro como una fiera salvaje que busca perseguir a la comunidad LGTBI, cuando Orbán no hace otra cosa que defender la misma doctrina del Catecismo cristiano, y lo único que pretende es salvaguardar el derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones morales y religiosas.

Igual a Sánchez no le sentó muy bien que dos eurodiputados húngaros le pusieran en evidencia