Hace poco menos de un mes la ministra de Exteriores, Liz Truss, era nombrada primera ministra de Reino Unido tras ganar en las primarias a su colega de partido, de origen indio, y exministro de Economía, Rishi Sunak. Así se convertía en la sustituta de Boris Johnson al frente del país. Apenas unas semanas después Truss dimitía, por intentar aumentar la deuda pública, que no por querer bajar impuestos, por mucho que Sánchez lo repita: "No puedo cumplir mi mandato". “Es la mejor decisión para mantener a Reino Unido en una condición económica estable”, afirmó Truss.
Ante esta crisis profunda en Reino Unido, el nombre de Boris Johson volvía a sonar con fuerza, al ser el preferido para sucederla, con el 32% de los votos: ¡Boris, vuelve! Pero parece que el partido no se la quería jugar, por lo que Johson se ha apartado de la carrera por ser Primer Ministro y la élite de los tories, y es que esta vez no han sido las bases quienes han decidido que Rishi Sunak ocupe el cargo.
Dicen que Sunak seduce a los conservadores y es que como ministro de economía fue muy bien valorado por sus políticas económicas durante la pandemia del coronavirus, cuando fomentó las ayudas económicas, lo que disparó su popularidad entre los británicos.
Pero Sunak también ha estado rodeado de polémicas. En primer lugar por su participación en el partygate, ya que aparece en las fotografías de una de las fiestas que la administración Johnson organizó durante la pandemia.
Otro de los puntos candentes es su fortuna, Sunak forma parte de la élite social y económica del Reino Unido. Nieto de inmigrantes indios, su padre era médico y su madre farmacéutica. Enviaron a Sunak a estudiar en la elitista escuela privada de Winchester College, después pasó a estudiar Filosofía, Política y Economía en la Universidad de Oxford y completó los estudios con un máster en Administración de Empresas en la Universidad de Stanford, en Estados Unidos. Su historial le permitió trabajar en banca privada, como Goldman Sachs.
Parte de su fortuna proviene de su paso por el sector privado, pero la mayoría es gracias a su mujer, Akshata Murty, hija de un multimillonario. El matrimonio suma una fortuna acumulada de más de 840 millones de euros, y esta es otra de las grandes polémicas, puesto que se ha conocido que Murty no paga impuestos en el Reino Unido por los dividendos y ganancias obtenidas de la empresa familiar, puesto que no mostraba como residente en Reino Unido. Algo que ha servido como fuente de fuertes críticas por una supuesta evasión fiscal que, pese a estar dentro de la legalidad, es cuestionable al tratarse de la ya Primera Dama del Reino Unido.