Supongo que en el Partido Conservador británico se apresurarán a taponar esa vía pero resulta curioso que en la gran metrópoli de la era colonial, con un pueblo que nunca ha cristianizado a esas colonias, como hizo España, sino que, por el contrario, lo que ha hecho es crear guetos, es decir, el Reino Unido de la Gran Bretaña, puede colocar como primer ministro a un político de origen y rasgos indios como el dimitido ministro de Hacienda, Rishi Sunak, o al musulmán y dimitido ministro de Sanidad, Sajid Javid. Curioso pero lógico.

Como ministros, los descendientes de las antiguas colonias están bien, pero como presidentes... demasiado para el británico medio. ¿También accederán al trono algún día?

La historia de Europa, desde la estupenda Edad Media hasta hoy, no es otra cosa que la sustitución del cristianismo por el nacionalismo, la sustitución de Dios por la nación

Boris Johnson -con el mismo estilo Oxford, menor excentricidad pero idéntica impudicia que David Cameron- representa al biotipo del Partido Conservador británico, inventor, aunque nunca se hayan calificado así, del nacionalismo europeo de los dos últimos siglos.

La historia de Europa, desde la estupenda Edad Media hasta hoy, no es otra cosa que la sustitución del cristianismo por el nacionalismo, la sustitución de Dios por la nación. Los 'tories' británicos hace tiempo que dejaron de creer en Cristo y ahora sólo creen en Gran Bretaña. Cameron y Johnson son dos ejemplares de este nuevo sesgo ideológico. Sus diferencias con otro nacionalista británico, como era Winston Churchill es que Churchill era condenadamente inteligente.

En cualquier caso, aunque el nacionalismo represente hoy una fuerza nada desdeñable frente a un mal, el globalismo planetario, conviene recordar que ha resultado un desastre para Europa: la sustitución del tributo a Dios por el tributo a la nación es el comienzo de todas las decadencias.