El 8 de octubre de 2020, a menos de un mes de las elecciones presidenciales que enfrentaban al entonces presidente Donald Trump con el candidato demócrata Joe Biden, el FBI anunció el arresto de todos los miembros sospechosos de formar parte de la conspiración para secuestrar a la gobernadora del Estado de Michigan, la demócrata Gretchen Whitmer, con el fin de derrocar violentamente al gobierno estatal.

La demócrata Whitmer fue una de las gobernadoras estatales que adoptó las medidas más restrictivas de libertades públicas durante la pandemia. Dichas decisiones liberticidas de Whitmer no tuvieron gran éxito, dado que los muertos por millón en Michigan fueron superiores al de muchos Estados regidos por republicanos, como Florida o Texas, que apenas adoptaron medidas restrictivas.

A pesar de ello, Whitmer fue ensalzada por la progresía mediática, y los medios de comunicación afirmaron que se había convertido en un blanco para la “extrema derecha” por su actuación durante la pandemia, y que por ello había sido objeto de intento de secuestro por grupos fanáticos radicales y negacionistas.  

Lo cierto es que, al ver las imágenes de los involucrados en el frustrado plan de secuestro, a uno le venía a la mente una operación de Mortadelo y Filemón, con tales individuos ejecutándola.

Pero eso era indiferente, lo importante era el relato creado por la progresía, una líder progresista y feminista, firme en la lucha contra la pandemia, y sometida al acoso por parte de la extrema derecha negacionista y supremacista blanca.

Whitmer se consolidó como una estrella para el progresismo, y el candidato presidencial demócrata Joe Biden se solidarizó con ella y condenó lo ocurrido.

El fallo no puede llegar en peor momento para la gobernadora Whitmer, dado que a finales de este año se presenta a la reelección, y a pesar de ser Estado que tradicionalmente vota demócrata, los sondeos anteriores al fallo ya reflejaban un empate técnico entre la demócrata y el candidato republicano James Craig, que fue jefe del Departamento de Policía de Detroit, la ciudad más poblada del Estado

Ahora, casi dos años después y tras un juicio que ha durado 20 días, incluyendo 13 sesiones de testimonios y casi 38 horas de deliberación, el jurado ha declarado inocentes a dos de los acusados de secuestro, y sobre los otros dos se ha declarado la nulidad de actuaciones, al ser incapaz de alcanzar un veredicto.

Los veredictos de no culpabilidad suponen un duro revés para el FBI, que fue acusado por la defensa de los acusados de “haber concebido y controlado cada aspecto del secuestro”, a través de una docena de informantes confidenciales, que se habrían infiltrado en el grupo de los acusados en el verano de 2020.

Ahora, las sombras se ciernen sobre el FBI, ya que la defensa ha sostenido que la iniciativa de los planes de secuestro no provenía de los acusados, sino precisamente de los infiltrados del FBI, lo que parece abonar la teoría de que la agencia federal de investigación habría inducido el plan de secuestro, para luego frustrarlo, y así crear un relato de victimismo político favorable a los demócratas, a solo un mes de las elecciones presidenciales. No es la primera vez que el FBI se ve sometido a acusaciones de favorecer al Partido Demócrata, como ya ha denunciado Hispanidad.

Así, lo ha manifestado Mike Hill, letrado de uno de los acusados, que ha advertido las contradicciones en los testigos de la acusación. Así, los dos testigos estrella Ty Garbin y Kaleb Franks han asegurado que el plan de secuestro fue idea de los acusados, y no de los agentes encubiertos del FBI, pero la defensa sospecha que han mentido para evitar penas de prisión por falso testimonio, y que la mentira ha sido tan ostensible, que ha tenido un gran impacto en el fallo del jurado. Sobre este punto, cabe apuntar que el veredicto de no culpabilidad del jurado ha sido unánime.

El fallo no puede llegar en peor momento para la gobernadora Whitmer, dado que a finales de este año se presenta a la reelección, y a pesar de ser Estado que tradicionalmente vota demócrata, los sondeos anteriores al fallo ya reflejaban un empate técnico entre la demócrata y el candidato republicano James Craig, que fue jefe del Departamento de Policía de Detroit, la ciudad más poblada del Estado.

Por supuesto, tras el fallo, únicamente ha existido silencio por parte de los demócratas, un silencio lamentable teniendo en cuenta la utilización que hicieron del caso.

Como se pueden imaginar, Joe Biden no se ha pronunciado sobre el fallo del jurado. La impunidad progresista no tiene límites.