Irlanda ha celebrado elecciones presidenciales este fin de semana para elegir al décimo presidente de la República y sustituir a Michael D. Higgins, que ahora deja el cargo tras catorce años. 

En Irlanda, el cargo de presidente de la República es principalmente representativo y protocolario. 

Estos comicios se celebran casi 11 meses después de las elecciones para elegir al primer ministro, en las que Micheál Martin -del partido centrista Fianna Fáil- resultó vencedor. 

Pues bien, en estas elecciones presidenciales irlandesas la vencedora ha sido Catherine Connolly, una socialista que se presentó como candidata independiente y que consiguió un 60,7% de los votos, frente al 30,9% de su oponente, a democristiana Heather Humphreys (del partido Fine Gael). 

Catherine Connolly defiende el aborto y el matrimonio homosexual. Además, ha apoyado a Palestina en su conflicto con Israel. 

Es decir, unas posturas similares a las uno de los anteriores primeros ministros irlandeses, Leo Varadkar (entre 2017 y 2020; y entre 2022 y 2024, líder del partido demócrata-cristiano Fine Gael), quien introdujo el aborto en la isla, el debate sobre el homomonio, así como la religión climática, es decir, que descristianizó la sociedad irlandesa. Dimitió en marzo de 2024.