La Comisión Europea ha abierto un procedimiento de infracción contra Hungría a raíz de la "Ley de Protección de la Soberanía" porque Bruselas considera que viola numerosos principios y normas de la Unión Europea. La norma establece una Oficina para la Defensa de la Soberanía, con la tarea de "investigar actividades específicas realizadas en interés de otro Estado, con el objetivo de proteger al país de la injerencia extranjera. 

La normativa incluye la mencionada oficina, la criminalización del financiamiento extranjero a los partidos políticos y la reafirmación de la identidad constitucional y la cultura cistiana de Hungría. Todo ello con un mismo objetivo: la protección del país frente a personajes como George Soros. Todo surgió cuando, tras las elecciones de 2022, se conoció que la oposición izquierdista había recibido grandes cantidades de dinero de fuentes consideradas progresistas americanas. Orbán pretende con esta ley acabar con las influencias externas nocivas, pero Bruselas lo interpreta como un acto ultra que busca acabar con la oposición. 

Pero lo curioso de esta historia no es que Bruselas vuelva a cargar contra Hungría, sino el momento escogido. Empecemos por el principio. Orbán, no gusta en Europa, es descrito como una fiera salvaje que busca perseguir a la comunidad LGTBI, negacionista, ultra y que va en contra del progreso. Sobra decir que lo único que hace Orbán es defender su Constitución sobre la europea y su soberanía, no estar dispuesto a dejar que los niños y jóvenes sean adoctrinados, defender la vida y la familia y ser fiel a sus principios cristianos.

A Úrsula no le gustaron nada las leyes que, con su mayoría absoluta, aprobó el húngaro, porque iban contra su rodillo progresista y Orbán respondió de la forma que más pudo molestar a Bruselas: con la democracia. Sometió a referéndum. ¿Resultado? Más del 90% de los húngaros apoyan a su Primer Ministro. 

Lo único que hace Orbán es defender su Constitución sobre la europea y su soberanía, no estar dispuesto a dejar que los niños y jóvenes sean adoctrinados, defender la vida y la familia y ser fiel a sus principios cristianos

Europa y Úrsula enloquecieron, y tomaron medidas por dos vías: judicial y económica. La Comisión Europea llevó a Hungría al Tribunal de Justicia de la UE (TJUE). Según Bruselas, "las autoridades húngaras no han respondido de forma suficiente a las preocupaciones de la Comisión en relación con la igualdad y la protección de los derechos fundamentales, y no ha adoptado ningún compromiso para corregir la incompatibilidad", pese a que el 90% de los húngaros ya votaron.

En lo económico, Bruselas, para intentar implantar el pensamiento único, perdón, quería decir valores europeos, en Hungría y a los húngaros decidió abrir un proceso para bloquear los fondos comunitarios que deberían llegar al país, justificándolo en las dudas de Bruselas en materia de Estado de Derecho. Además, iniciaron el procedimiento para congelarles también las ayudas regionales y agrícolas.

En paralelo, hace unas semanas, se celebró el Consejo Europeo, donde los líderes debían acordar los fondos para dar ayuda a Ucrania en la guerra y aprobar la apertura de negociaciones para que el país capitaneado por Volodímir Zelenski pueda adhesionarse a la Unión Europea.

Orbán se negó, y Bruselas decide, casualmente, desbloquear parte de los fondos, en concreto 10.200 millones de euros. Lo que suponía un chantaje en toda regla, pero es que encima, los medios progresistas, primero, sin miedo ni vergüenza, afirman que Europa tiene esperanza en que, gracias al desbloqueo de los fondos, Orbán dé luz verde a la adhesión de Hungría, aceptando así la extorsión manifiesta. Y por si fuera poco, dan la vuelta a la tortilla y aseguran que es Orbán el que pone en riesgo la estabilidad de Europa y el que chantajea a la Unión pidiendo fondos a cambio de su voto afirmativo. 

Pues bien, este desbloqueo y acercamiento 'desinteresado' de Bruselas ocurrió en diciembre, exactamente el mismo momento en el que Orbán estaba aprobando su "Ley de Protección de la Soberanía", y en ese momento Europa no dijo ni media palabra. Casualmente, ahora les parece un horror y un crimen. 

Para entendernos, cuando a Europa le interesaba que Hungría les ayudara no se pronunciaron sobre su norma. Una vez Orbán levanta su veto y apoya a Ucrania, Bruselas retoma su persecución contra él.