La Razón informa este lunes de que el dictador norcoreano, Kim Jong-un, viaja con su propio inodoro personal por un asunto de seguridad nacional: que los estados extranjeros conozcan su estado de salud por medio de sus heces

Lee Yun-keol, que trabajó en el Mando de la Guardia de Corea del Norte antes de desertar al Sur en 2005 donde dirige un grupo de expertos (el Centro de Servicios de Información Estratégica de Corea del Norte), declaró al diario Washington Post que «las excreciones del líder contienen información sobre su estado de salud, por lo que no pueden ser abandonadas».

El dictador norcoreano no se fía de ningún otro inodoro, y se dice que viaja con varios retretes, incluidos los incorporados a un Mercedes blindado y a vehículos especiales diseñados para viajar por terrenos montañosos o por la nieve, mientras que muchos de sus ciudadanos carecen de las comodidades básicas en casa, añade La Razón. 

Cualquiera que sea sorprendido usando uno de sus baños personales –que son administrados por sus guardaespaldas– podría ser fuertemente castigado o ser condenado a muerte, incluso si se tratara de un confidente de alto rango.

Eso sí: desconocemos qué ministro es el encargado de recoger esos secretos de Estado…