Decíamos ayer que Estado Islámico reivindicó el atentado que el pasado 3 de enero acabó con la vida de 89 personas en la ciudad iraní de Kermán, donde está enterrado el general más famoso del Ejército iraní, Kasem Soleimani.

Poco después, el portavoz del Estado Islámico, Abu Hudhaifah Al-Ansāri, lanzaba una serie de amenazas contra los que ellos consideran ‘infieles’, como venganza por la ofensiva israelí sobre Gaza: "judíos, cristianos y sus aliados en las calles de Estados Unidos, Europa y el mundo".

Asimismo, Estado Islámico declaraba la guerra al denominado 'Eje de la Resistencia' (Hamás; Hezbolá; las milicias chiitas en Irak, Afganistán y Pakistán; los grupos militantes en territorios palestinos y los hutíes de Yemen que ahora están sembrando el caos en el mar Rojo y lastrando el comercio internacional).

Esto último obedece al conflicto intramusulmán que ha resurgido. Recuerden que en el islamismo hay dos ramas: los chiitas y los sunitas, que son enemigos encarnizados. Los terroristas de Estado Islámico son sunitas, rama que tiene como principal representante al país de Arabia Saudí; mientras que Hezbolá es un grupo terrorista chií libanés y tiene apoyo de Irán, el máximo exponente de dicha rama del islam. El conflicto intramusulmán explica el brutal atentado contra los iraníes chiitas por parte de los sunitas del Estado Islámico.

Mientras que Hamás es sunita (en sus orígenes hay lazos con la Hermandad Musulmana de Egipto y tiene apoyo de Catar). Eso sí, a ambos grupos terroristas les une su odio a Israel…

Y en todo este contexto, hackers han entrado en los servicios informáticos del aeropuerto de Beirut (Líbano) y han insertado imágenes criticando que Hezbolá y la República Islámica de Irán están poniendo en peligro al Líbano, debido a que los ataques de Hezbolá contra Israel les van a terminar metiendo de lleno en este conflicto... (de hecho, Israel mató la semana pasada en Beirut al número dos de Hamás, Saleh al Arouri).