
Lo primero que hicieron los flotillos del turismo revolucionario gazarí, con Ada Colau como estrella invitada, fue denunciar el "maltrato" de Israel. No maltrato de género, aunque alguno tuvo tentaciones de denunciarlo, seguro, sino maltrato a secas, que es el término genérico al que estos héroes podían llegar sobre el pérfido Israel. Todo ello bajo un cártel de "bienvenides", en el aeropuerto de Madrid, capital de España y del idioma española, lo que demuestra el grado de autodilución que atraviesa la diluyente y diluida España del Sanchismo.
Ahora bien, nadie puede dudar de que los flotillos caraduras gozan de acierto apoyo popular, además del gubernamental.
Europa llena su actual vacío moral con la inclemencia de la Sharia. Trump es el único que ha hecho una propuesta de paz en Oriente Próximo. Lo de Europa, al igual que ocurre en Ucrania, sólo es el sálvese quien pueda... en este caso, encima, contra los buenos, los israelíes
En cualquier caso, hay dos Españas: la que se manifestó en la tarde del sábado en Madrid y Barcelona, epicentros de todos los activistas majaderos que pululan por las Españas, y la que se cachondea de la flotilla Colau-Thunberg... tan humanitaria que todavía no sabemos qué llevaban a los gazaríes ni quien les financió, aunque sí sabemos que el viaje de vuelta de estos 21 activistas que han reconocido haber violado las fronteras israelíes, ha sido pagado por el Ministerio de Asuntos Exteriores. Extraño, porque José Manuel Albares, a mí al menos, no me ha perdido permiso.
Esta segunda España se cachondea a gusto en forma de memes, de estos caraduras tan activos, que se han ido de vacaciones para jugar el papel de héroes. Un papel engañoso, porque sabían que los pérfidos israelíes no les iba a tocar un pelo, mientras que sus amigos, los palestinos, les hubiesen degollado a gusto, una vez hubiesen terminado de utilizarles dentro de su campaña de propaganda sangrienta y global.
¿Puede haber algo más estúpido que la historia de la flotilla? Unos horteras jugando a revolucionarios con el viaje pagado: sabían que sus enemigos israelíes no les iban a matar, lo que no hubiese ocurrido con sus amigos de Hamas
En resumen, en la guerra de Gaza, España apoya a los malos: a los palestinos... y Europa también.
Lo grave es que Occidente entero se ha rendido al Islam: ahora todo está listo para la gran invasión, que tendrá lugar cuando los cristianos definitivamente abjuren de Cristo y no defiendan la cruz sino la media luna... en pleno síndrome de Estocolmo. La invasión islámica de Europa ya ha comenzado físicamente, pero ahora falta la conquista política... y ya estamos en ello.
Europa llena así su vacío moral cristiano con la inclemencia de la Sharia. En ese Occidente vencido, Donald Trump es el único que ha hecho una propuesta de paz. Lo de Europa, en Gaza como Ucrania, sólo es... una rendición disfrazada. En este caso contra los buenos, contra los israelíes.
La más cruel, cobarde e hipócrita de todas las guerras es la de Hamas: es la guerra terrorista, que coloca a los civiles como objetivo y a sus propios hijos como escudo. Esa es la guerra que están apoyando con entusiasmo miles de españoles y millones de europeos
En Ucrania, la bronca de ayer domingo, 5 de octubre, del ucraniano Zelenski contra Occidente, tiene toda la razón y se apoya en la misma raíz: Putin le está tomando el pelo a Europa mientras Europa no reacciona. En este caso, tampoco Estados Unidos.
Volvamos a Gaza: ¿puede haber algo más estúpido que la historia de la flotilla? Unos pocos horteras jugando a revolucionarios con las cartas marcadas: sabían que sus enemigos israelíes no les iban a matar, lo que no hubiese ocurrido con sus amigos de Hamas.
Ojalá salga adelante el plan de Trump, pero es muy difícil: se le exige a Hamas que se disuelva... y el espíritu de Hamas es el rencor y su razón de ser el homicidio. Además, lo más siniestro es que los gazaríes no se rebelan contra Hamas. En cualquier caso, la única posibilidad de paz en Oriente próximo es... el plan de Donald Trump
Pero es que, además, la más cruel, cobarde e hipócrita de todas las guerras es la de Hamas: es la guerra terrorista, que coloca a los civiles como objetivo y a sus propios hijos como escudo. Esa es la guerra que están apoyando con entusiasmo miles de españoles y millones de europeos. Y esto sí que es triste, muy triste.
Ojalá salga adelante el plan de paz de Donald Trump, pero es muy difícil: se le exige a Hamas que se disuelva y olvide... y el espíritu de Hamas es el rencor y su razón de ser el homicidio. Además, lo más siniestro es que los gazaríes no se rebelan contra Hamas. En cualquier caso, la única posibilidad de paz en Oriente próximo a día de hoy es... el plan de Donald Trump.









