Empezamos esta crónica semanal de Hispanoamérica  —en la que hacemos especial énfasis en la defensa de la vida, la familia natural, la libertad de enseñanza y el bien común, es decir, los principios no negociables establecidos por Benedicto XVI— en Perú, para defender el principio no negociable del derecho a la vida y el derecho a ejercer la libertad de conciencia. 

En ese país, el Congreso de Perú aprobó un proyecto de ley que reconoce expresamente los derechos otorgados en la Constitución a los niños por nacer, lo cual es sin duda una buena noticia para la defensa de la vida. 

El congresista Alejandro Muñante, uno de los portavoces del Bloque Vida y Familia en Perú, señaló a ACI Prensa que el propósito fundamental de la ley fue “consolidar el derecho a la vida desde la concepción, que ya está establecido en nuestra Constitución y en el Código Civil y el Código de los Niños y Adolescentes”.

Al modificarse el Código Civil peruano, quedaría de la siguiente manera: “La vida humana comienza con la concepción. La persona humana es sujeto de derecho desde su concepción. El Estado peruano reconoce y garantiza el respeto a la dignidad del concebido, así como su derecho a la vida, a la identidad propia, a la integridad psíquica y física, así como a su libre desarrollo intrauterino”.

Para el congresista Muñante, esta ley “ha logrado un buen avance en cuanto a la protección del derecho a la vida” y para que sea haga efectiva sólo “corresponde su publicación en el Diario Oficial el peruano y la correspondiente modificación del Código Civil”.

El sigilo sacramental es indispensable y ningún poder humano tiene jurisdicción, ni puede reclamarla, sobre él

Nos vamos a Costa Rica, para defender el principio no negociable de la libertad religiosa y de conciencia. En ese país, el pasado 11 de septiembre, el diputado Antonio Ortega, del Frente Amplio, respaldado por legisladores de varias bancadas, presentó un proyecto de ley que, a través de la reforma de una serie de artículos del Código Procesal Penal y del Código Civil, permitiría levantar el secreto de Confesión cuando haya delitos sexuales contra menores de edad.

En respuesta, la Conferencia Episcopal de Costa Rica expresó su oposición al proyecto, recordando que, de acuerdo con el canon 983 del Código de Derecho Canónico, el sigilo sacramental “es inviolable”, lo que impide al confesor revelar la confesión del penitente, recoge Aciprensa

Mons. Blanco, especialista en Derecho Canónico, recordó que el penitente busca el sacramento siendo consciente de que el sacerdote escuchará los pecados “no como hombre sino como Dios”. Y añadió: “La Reconciliación, en sí misma, es un bien que la sabiduría de la Iglesia ha salvaguardado siempre con toda su fuerza moral y jurídica con el sello sacramental”. “Aunque este hecho no sea siempre entendido por la mentalidad moderna, es indispensable para la santidad del sacramento y para la libertad de conciencia del penitente”.

Desde 2018 los obispos australianos y numerosos sacerdotes han insistido en que estas normas contra el secreto son inútiles e ineficaces y que en cualquier caso todos ellos prefieren ir a la cárcel, y más si hiciera falta, antes que romper el secreto de confesión

También aclara que el penitente “debe estar seguro, en cualquier momento, de que el coloquio sacramental permanecerá en el secreto del confesionario, entre su conciencia que se abre a la gracia y Dios, con la mediación necesaria del sacerdote. El sigilo sacramental es indispensable y ningún poder humano tiene jurisdicción, ni puede reclamarla, sobre él”.

En ese sentido, citando a la Penitenciaría, recordó que “cualquier acción política o iniciativa legislativa encaminada a ‘forzar’ la inviolabilidad del sigilo sacramental constituiría un delito inaceptable contra las libertas Ecclesiae, que no reciben la legitimidad de los Estados individuales, sino de Dios; también constituiría una violación de la libertad religiosa, que es jurídicamente fundamental para cualquier otra libertad, incluida la libertad de conciencia de los ciudadanos individuales, ya sean penitentes o confesores”.

Este ataque al secreto de confesión ahora sucede en Costa Rica, pero no es el único lugar en el mundo en el que ha ocurrido: dos estados de Australia aprobaron leyes para acabar con el secreto de confesión y hace dos años hubo choque en Francia, donde el Estado laico y laicista recordó a la Iglesia que “no hay ninguna ley superior” a las leyes del país. 

Somos conscientes de que la familia venezolana atraviesa, en la actualidad, momentos difíciles. Su estructura se tambalea ante los inevitables e invisibles ataques del llamado 'Nuevo Orden Mundial'

En Venezuela, Mons. Nicolás Navas, presidente de la Comisión de Familia e Infancia de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) llamó a las familias del país a “despertar y valorar su rol en el mundo actual”, recoge Aciprensa

“Somos conscientes de que la familia venezolana atraviesa, en la actualidad, momentos difíciles. Su estructura se tambalea ante los inevitables e invisibles ataques del llamado 'Nuevo Orden Mundial'”, expresó Mons. Nava.

Los matrimonios tienen la responsabilidad de transmitir la fe a sus hijos, para que sean servidores de Dios y de su comunidad”, explicó Jannet García, encargada del área de Familia y Vida del Episcopado venezolano, y agregó que dentro del plan formativo de la campaña se hizo énfasis también en la necesidad de fortalecer a las familias para que estas, a su vez, impacten positivamente en la sociedad como conjunto.

La pobreza en Venezuela por culpa del chavismo

Sobre la complicada realidad venezolana y su impacto en las familias, García manifestó que las oficinas del Episcopado están trabajando de manera conjunta para atender y acompañar a la institución familiar desde todos los ángulos posibles. “Debemos transmitir que no podemos perder la esperanza y comunicar para qué Dios nos manda a ser familia”, señaló.

De igual forma, al ser consultada sobre los mayores retos a los que se enfrentan las familias en el país, la encargada del área de Familia y Vida explicó que uno es la ideología de género, “que se quiere imponer a los jóvenes, especialmente a los niños” y otros son los medios de comunicación y las plataformas sociales, “que son una esclavitud para los jóvenes”.