Dos arzobispos de Estados Unidos rechazaron las “indignantes” mentiras que circulan sobre el fraile español San Junípero Serra y criticaron un nuevo proyecto de ley en California, que busca reemplazar una estatua del santo en el capitolio estatal, recoge Aciprensa

En agosto de 2021, los legisladores de California votaron a favor del Proyecto de Ley 338 de la Asamblea, que busca reemplazar la estatua de San Junípero Serra en el capitolio por una en honor a las poblaciones indígenas locales.

El texto del proyecto de ley afirma que Serra y sus misiones fueron responsables de una serie de atrocidades contra los pueblos nativos, y establece que “la historia y las contribuciones (indígenas) han sido relativamente ignoradas, escritas con grandes discrepancias y mitologías falsas”. “Una de las brechas más grandes entre la historia y la realidad ha sido el recuento del período de la misión en la historia de los nativos americanos y el papel del fraile franciscano Junípero Serra”, afirma el proyecto. Además, indica que Serra supervisó el sistema de misiones que incluía “la esclavitud de adultos y niños, mutilaciones, genocidios y agresiones a mujeres”, añade Aciprensa. 

Sin embargo, en un artículo publicado el 12 de septiembre en el Wall Street Journal, el Arzobispo de Los Ángeles y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), Mons. José Gomez, y el Arzobispo de San Francisco, Mons. Salvatore Cordileone, mostraron su rechazo a esta ley.

“Si bien hay mucho que criticar de este período, ningún historiador serio ha hecho jamás afirmaciones tan indignantes sobre Serra o el sistema de misiones, la red de 21 comunidades que los franciscanos establecieron a lo largo de la costa de California para evangelizar a los nativos”, señalaron.

Fue el primer gobernador de California, Peter Burnett, quien lanzó lo que Burnett llamó ‘una guerra de exterminio’

“Como líderes de las dos comunidades católicas más grandes del estado, servimos a miles de californianos nativos que profesan la fe católica desde sus antepasados ​​que ayudaron a construir las misiones”, indicaron. “Entendemos la amarga historia de la explotación nativa. Pero la historia puede ser complicada y los hechos importan”, agregaron.

Los arzobispos describieron a San Junípero Serra como un “personaje complejo”, que “defendió la humanidad de los indígenas, denunció el abuso de las mujeres indígenas y argumentó en contra de la imposición de la pena de muerte a los nativos que incendiaron una misión y asesinaron a uno de sus amigos”.

Además, resaltaron que cuando el santo ya era mayor y estaba enfermo viajó 2 mil millas hasta la Ciudad de México “para exigir que las autoridades adoptaran una declaración de derechos para los nativos que él había escrito”.

El gobernador Gavin Newsom “conoce la historia de California lo suficientemente bien como para ver que las acusaciones contra Serra no son ciertas”, subrayaron. “En 2019, se disculpó por la historia de injusticia del estado contra los nativos, reconociendo que fue el primer gobernador de California, Peter Burnett, quien lanzó lo que Burnett llamó ‘una guerra de exterminio’”, añadieron.

Los arzobispos indicaron que esa “guerra de exterminio” comenzó más de 60 años después de la muerte de San Junípero Serra. “La destrucción de los nativos ocurrió mucho después de que él se fue y muchas de las misiones fueron asumidas por el gobierno”, remarcaron.

Toda esta comunidad multirracial y variada que hablaba español fue despojada de sus derechos de propiedad cuando llegaron a California los estadounidenses. Los ataques con apoyo gubernamental se suceden y afectan a todo el que  no pertenece al grupo WASP

Todo esto lo explica muy bien María Elvira Roca Barea en su libro ‘Fracasología’ (pag. 434): “La población indígena de California desaparece no durante la época de las misiones franciscanas, sino tras la incorporación del territorio a EEUU de América, como ha demostrado un trabajo reciente publicado en la Universidad de Yale: ‘Cientos de lugares en los que se mató a los indios manchan California desde las secoyas rojas plantadas en la niebla del noroeste hasta los abrasadores desiertos del sudeste. Individuos, grupos privados, milicias del Estado, soldados del ejército de los EEUU llevaron a cabo estos crímenes, en apariencia para proteger a los no indios o para castigar a los indios por presuntos crímenes. Pero de hecho los responsables a menudo buscaron aniquilar a los indígenas californianos entre 1846 y 1873”. 

Y añade María Elvira Roca (pag. 435): “Toda esta comunidad multirracial y variada que hablaba español fue despojada de sus derechos de propiedad cuando llegaron a California los estadounidenses. Los ataques con apoyo gubernamental se suceden y afectan a todo el que  no pertenece al grupo WASP (White, Anglo-Saxon-Protestant), que acaba de hacerse con el control del territorio”. 

“Lo que sucedió en California con la población india no es algo que ocurriera de manera más o menos larvada. Pública y ostentosamente, las autoridades proclaman su propósito de acabar con los indios. Se venden bonos en nombre del estado de California para financiar expediciones contra ellos” (Pag.437). 

“El exterminio de la población indígena fue una política de Estado practicada por las autoridades de los EEUU de América con pleno conocimiento de causa. (…) Ingleses, franceses y holandeses suelen atribuirse mutuamente el dudoso honor de haber popularizado el arranque de cabelleras y haberlo convertido en un negocio”, añade Roca Barea. (Pag 441).