En Brasil, una niña de 11 años, víctima de una violación, ha abortado a su bebé a los siete meses de gestación. Madre e hija intentaron que se le practicara el aborto en el hospital local, donde les comunicaron que no realizarían el aborto sin una orden judicial, puesto que el embarazo superaba las 22 semanas de gestación. En el Código Penal brasileño se considera el aborto un delito, con una pena prevista de entre 1 y 3 años de prisión,  salvo en tres casos: violación, riesgo para la vida de la madre y casos de encefalitis. Pero, ante el avanzado estado del embarazo, los médicos decidieron no realizar el aborto. 

Por lo que la madre de la menor lo llevó ante la justicia, donde la jueza del estado de Santa Catarina, Joana Ribeiro Zimmer, dictaminó que la menor tenía que ir a un albergue para evitar que realizara "algún tipo de procedimiento para lograr la muerte del bebé", e intentó convencer a la madre de que esperara al nacimiento del bebé para darlo en adopción. Zimmer sostuvo que debido a que la niña estaba embarazada de 7 meses, “sería autorización para un homicidio”.

La diputada federal Chris Tonietto afirmó que la decisión de Zimmer fue la correcta conforme a la ley y, sobre todo, con base en la ley natural. Además, criticó que se utilice el término “interrupción del embarazo” para hablar del caso, cuando lo correcto sería “llamarlo asesinato, ya que es un ser humano indefenso y vulnerable”. También aprovechó para alertar de que el aborto genera más daños y sufrimiento en la víctima de abuso sexual: “Matar a un ser humano en el vientre materno no es proteger a la víctima del delito de violación, sino someterla a un procedimiento agresivo e invasivo que podría incluso acarrearle consecuencias psicológicas incalculables”.

Pero el Ministerio Público de Santa Catarina, Florianópolis, abrió una investigación y recomendó al hospital realizar un aborto legal independientemente del período de gestación y sin necesidad de una decisión judicial. En una nota de prensa publicada por los fiscales, el hospital realizó el aborto a las 29 semanas.

El presidente de la Comisión Pastoral Episcopal para la Vida y la Familia y Obispo de Río Grande, Mons. Ricardo Hoepers, ha lamentado los hechos: “Nos conmueve profundamente la situación de esta niña, que a temprana edad pasa por todos estos traumas y presiones, y todas las niñas que por una vida sexual temprana o porque son violadas pierden su niñez”, señaló Hoepers, que recordó que la Iglesia Católica defiende la “integridad, inviolabilidad y dignidad de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural”, de modo que “condena todas y cada una de las iniciativas que buscan justificar e imponer el aborto en Brasil”.

En el mismo sentido, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, escribió en sus redes sociales: “Sabemos que este es un caso delicado, pero quitarle la vida a un inocente, además de violar el derecho fundamental de todo ser humano, no sana las heridas ni hace justicia a nadie, al contrario, ¡el aborto solo agudiza esta tragedia! ¡Siempre habrá otras maneras!”

"Un bebé de SIETE MESES de gestación, no se discute cómo fue concebido, si está amparado o no por la ley. Es inadmisible hablar de quitar la vida de ese ser indefenso".

Bolsonaro resiste, pero no se lo ponen fácil. Recuerden que la OMS ya ha dado el paso del aborto al infanticidio, ensalzando el aborto hasta el mismo nacimiento.