En Argentina, las cosas no andan bien, sobre todo, desde el punto de vista económico: el peso se devalúa y la inflación se dispara al 60%. Sin embargo, el Gobierno de los Fernández pasa y sólo cambia al responsable del Ministerio de Economía. Y es que prefieren ocuparse de que la necedad siga creciendo: hablan de “personas menstruantes” e impulsan proyectos para garantizar toallitas y tampones para todes, y ya tienen al primer ‘profesore’. Una gran apuesta por el lenguaje inclusivo que tanto gusta a la ministra de Igualdad española, Irene Montero, al tiempo que se promociona el aborto y con el que el Fondo de Población de Naciones Unidas coloniza el país.

A la crisis económica también se suman las diferencias políticas entre el presidente, Alberto Fernández, y la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, que incluso han celebrado por separado el 48 aniversario del fundador del movimiento peronista y expresidente argentino Juan Domingo Perón. Y eso que los dos pertenecen al Partido Justicialista, que continuador del Partido Único de la Revolución y luego del Partido Peronista. Ahora el primero ha tenido un gesto con la segunda al nombrar a Silvina Batakis, economista de 53 años que ha recibido el beneplácito del kirchnerismo, como nueva ministra de Economía.

Silvina Batakis y Martín Guzmán

Batakis fue ministra de Economía de la provincia de Buenos Aires entre 2011 y 2015, y no se puede olvidar que Cristina Fernández presidió el país entre 2007 y 2015. Desde diciembre de 2019, cuando Alberto Fernández ascendió a presidente de Argentina, Batakis pasó a ser secretaria de Provincias del Ministerio del Interior. Ahora asciende a ministra de Economía del país para cubrir la vacante que ha dejado Martín Guzmán al presentar su dimisión, un anuncio que coincidió con las últimas críticas de la vicepresidenta. Guzmán, un economista de 39 años, ocupaba la cartera de Economía desde la llegada de Alberto Fernández a la Casa Rosada el 10 de diciembre de 2019 y de su gestión cabe destacar que logró renegociar la deuda argentina con los acreedores privados y cerrar un acuerdo generoso con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Ahora Guzmán pide un “acuerdo político” que solo será posible si Alberto y Cristina dejan de actuar por separado y coinciden en el rumbo, algo que parece bastante difícil y que no ayuda en la actual crisis económica, donde también ha surgido incertidumbre respecto a los cambios en el precio del dólar y la evolución del acuerdo con el FMI.