Pedro Sánchez compareció el pasado viernes 11, en rueda de prensa, tras asistir a la cumbre informal de los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea sobre el modelo europeo de crecimiento e inversión para el año 2030, en el Palacio de Versalles (Francia).

En dicha rueda de prensa fue preguntado por los medios de comunicación sobre el acuerdo en Castilla y León, entre PP y Vox. ¿Lo adivinan? El presidente está “muy preocupado”. Por España, claro.

Al más puro estilo Pablo Iglesias con su “alerta antifascista”, Sánchez ha asegurado: “Estamos en un momento crítico para la democracia española”. Y aunque les parezca mentira, no, no lo ha dicho en relación a su Gobierno y aliados, lleno de ultras, separatistas, comunistas y hasta pro-etarras.

El presidente ha pronunciado grandes declaraciones a la altura del gran mandatario que es: “La ultraderecha, por primera vez desde la época de Franco, va a poder participar en un gobierno autonómico. Esto es lo que piensa el mundo de lo que ha sucedido en Castilla y León en el día de ayer”.

Y añadía: “Me causa una profunda tristeza y malestar que, en un país como el nuestro, que según Naciones Unidas, es uno de los países en el mundo donde mayor número de desaparecidos hay aún después de cuarenta años de dictadura y de una guerra civil, se frivolice y se plantee la derogación de un decreto de memoria histórica en Castilla y León”. Curioso que Pedro utilice este argumento, que ya fue declarado bulo por sus queridos verificadores.  

Continuaba: “Si estas son las prioridades del nuevo gobierno de Castilla y León, formado por el PP y Vox, no solamente están alejadas de las preocupaciones diarias de los ciudadanos sino también de los principios y valores que tienen la mayor parte de los ciudadanos de nuestro país, que son los de la convivencia, la cohesión, la paz social y la memoria y el reconocimiento a las víctimas del franquismo. Claro que sí señor Sánchez, las preocupaciones de los españoles son exactamente esas, no el precio de la luz, los carburantes o el conflicto en Ucrania.

Y cómo no, ha recurrido, otra vez, a las declaraciones del demagogo Donald Tusk, presidente del Partido Popular Europeo (PPE), asegurando que Tusk “ha dicho que la derecha española ha claudicado ante la ultraderecha”. Pero no a las declaraciones de Manfred Weber, líder del Partido Popular Europeo en la Eurocámara y llamado a ser sucesor del demagogo Tusk: “No necesitamos lecciones de un presidente del Gobierno que gobierna con la extrema izquierda y los separatistas. El PP es la alternativa creíble a la izquierda en España. ¡@FeijooGalicia tiene todo nuestro apoyo!”

 “Es de una extraordinaria gravedad, no se pueden poner paños calientes”, ha concluido el presidente, e insistimos en que no se refería a su Gobierno.