Vox cede: no entrará en el Gobierno balear y se conformará con influir desde fuera, en la aplicación de un acuerdo con el PP en el que se habla de fomentar la cultura de la vida, moderar los llamados derechos de los transexuales y de que a los hispanohablantes se les permita hablar castellano en Baleares. Es decir, lo que El País llama recortar los "derechos lingüísticos". O sea, reducir el dinero público destinado a fomentar la lengua catalana en detrimento del castellano, cuando los baleares siempre se han sentido orgullosos de hablar español. Y en cuanto a la cultura de la vida, así, sin más concreciones, pues mire usted...

En cualquier caso, Abascal acepta influir sin entrar en el Gobierno de Marga Prohens: ¿es eso posible, dada la deriva pepera? No parece.

En el documento se habla de defender la cultura de la vida frente a la eutanasia. Eso es poco menos que nada y, además, no se cita el aborto, que supone la gran batalla, ante un PP, un partido ligeramente degenerado, que ya habla del derecho al aborto. Tampoco se habla del cheque escolar, clave de la libertad de enseñanza, que sólo figura en el programa político de Vox, etc.

Por no hablar del efecto precedente que provocará esto: en Extremadura, Aragón, etc. Sin estar en el gobierno no puede influir en la acción de gobierno, por mucho que presidas el legislativo regional... que bien podría desaparecer y cambiarse por un régimen presidencialista en las comunidades autónomas: nos saldría más barato.

Por tanto, creo que Abascal ha cedido demasiado. Debería recordar que con los principios no se juega y que, otra vez, el PP le ha llevado al huerto.