
Quizás recuerden la entrevista en 'El Diario de Patricia' a Víctor. El chico no tenía más de 12 o 13 años, acudía al programa llevado por sus padres, muy preocupados por sus hábitos poco saludables. Cuando la presentadorá le preguntó el motivo que le llevaba a tener esa vida, Víctor respondió: "Fumo para hacerme el chulo".
Pues algo así es Junts en el Congreso, los de Puigdemont saben que tienen cogido a Sánchez, no olviden el 'por siete votos tienes el culo roto', pero al mismo tiempo, son muy conscientes de su fragilidad (a fin de cuentas sólo son siete votos). Si se convocaran elecciones y los resultados fueran los que dicen las encuestas estaríamos ante un Gobierno del PP, abocado a entenderse con Vox. En ese escenario, Junts se quedaría sin nada, ya no habría más cesiones.
Dicho en otras palabras, están condenados a entenderse, pero Puchi siempre quiere hacerse notar, demostrar a sus votantes su poder y resistencia desde Waterloo. Por ejemplo, con la reducción de jornada de Yoli, ellos dicen 'no', pero al mismo tiempo ven margen de acercamiento.
Y lo mismo ayer martes en el pleno del Congreso, donde se aprobó la reprobación del ministro de Transportes, Óscar Puente, por la atención que recibieron los ciudadanos en las estaciones de tren. En concreto por los incidentes del pasado 28 de abril durante el masivo apagón eléctrico y el 5 de mayo por los retrasos y la parada por el robo de cable en la línea Madrid-Andalucía.
El PP conseguía sacar adelante su propuesta con el apoyo de Vox y la abstención de Junts y Podemos: 170 votos a favor, 163 en contra y 13 abstenciones. Puente ya había sido reprobado unos meses atrás tanto por el Congreso como el Senado a instancias del PP y con apoyo de ERC y Junts por su "incapacidad para solventar el caos ferroviario". Y es que hay motivos más que suficientes para reprobar a Puente semanalmente, pero no deja de ser curioso el juego de Junts.
Se abstienen, dejando claros que ellos son independientes, que no dan nada gratis, pero al tiempo no dan su voto favorable, a miedo de romper del todo y quedarse sin nada. Muestra de ello las declaraciones de su diputado, Isidre Gavin, que permite la reprobación de Puente pero critica al PP por usarlo como "instrumento de desgaste político", sobre todo teniendo en cuenta que "cuando gobernaba no hizo nada de lo que pide ahora".