Pedro Sánchez llegó a la Moncloa el 1 de junio de 2018. Es decir, que ya llevamos siete años, 5 meses y 17 días con el personaje en Moncloa. 

Pero el mejor equipo de propaganda de toda la historia de la democracia, el de la Presidencia del Gobierno actual, ha querido celebrar los dos años -esperemos que no sean los dos primeros- de la actual legislatura, con un vídeo donde nos informa que Pedro no ha dejado de trabajar por el bienestar de los españoles. ¿No es gratificante?

Esa legislatura que tanta felicidad nos ha traído a todos, comenzó cuando, tras las elecciones de julio de 2023, que ganó el PP y perdió el PSOE, todas las fuerzas del triángulo, o cuadrilátero, frentepopulista -socialistas, comunistas y separatistas, siempre enraizados en el progresismo masoncete revivido en España, con Zapatero y Sánchez- apoyaron al único político español al que podían sacarle todo lo que quisieran.

En 1936, esa misma alianza de socialistas, comunistas y anarquistas, con la masonería al fondo, nos llevó a la Guerra civil. Ahora, por el momento, sólo nos ha llevado a un enfrentamiento civil no armado... mientras la economía se desangra. 

Sí, porque la mejor muestra de cómo actúa el aparato de propaganda política de toda la democracia española, el que trabaja hoy en Moncloa, ha conseguido muchos éxitos con sus embustes pero ninguno tan claro como el de peregrinar que la economía española va bien, cuando no es que no vaya tan bien... es que va fatal. 

Ese equipo de propaganda nos ha hecho ver que el PIB no deja de crecer. Dejando a un lado las posibles trampas contables de un INE forzado por Nadia Calviño, entonces vicepresidenta primera, y cuyo desarrollo final aún desconocemos, lo cierto es que el PIB crece, principalmente, porque somos más. Oficialmente el censo español ya está rozando los 50 millones de habitantes (49,5) y crece más que ningún otro país europeo, a razón de 500.000 nuevos habitantes por año, mientras dos millones de extranjeros esperan a que Sánchez les conceda la nacionalidad española por los más diversos motivos, todos ellos antifascistas. Obtener la nacionalidad española ya no cotiza porque Sánchez la regala. Y casi todos los que la obtengan no amarán ni un adarme más a su nueva patria, España pero le quedaran muy agradecidos a Sánchez.

Pero es que, además, algunos sospechan que los ilegales ya constituyen cerca del 10% de la población. Y así, la prueba de que algo no marcha es que mientras el PIB crece por encima de Europa el PIB per capita se mantiene casi estancado durante los siete años de Sanchismo.

La inflación se ha mantenido con trampas contables sobre el precio de la energía -la excepción ibérica que, en un extraño rasgo de genialidad, el PP llamó 'el timo ibérico'-, que sufriremos durante años con constantes subidas del precio de la luz. Más grave es que la inflación más importante, la de los alimentos haya subido un 40% con Sánchez.

El equipo de propaganda de Moncloa, en su mentira más feroz, asegura que somos el país que más empleo crea. Pues al mismo tiempo, debemos destruir empleo a mansalva porque somos el país con más paro de toda la Unión Europea (27 miembros) y de toda la OCDE (38 miembros). Es igual: otra mentira que cuela. Según Yolanda Díaz, la sonrisa comunista y presumida de las Españas, somos líderes en creación de empleo. Y todo gracias a ella. 

En cualquier caso, la mejor muestra de la ruina económica a la que nos lleva Sánchez es que, de una generación de españoles que buscaba piso en propiedad, en una generación, hemos pasado a otra que se conforma con alquilar piso. Pues bien, con Sánchez ha nacido la generación que ni tan siquiera puede alquilar un piso: se conforma con alquilar una habitación en un piso donde convive con otros cinco extraños. Bueno, o con vivir en una caravana.

Y sin embargo, asegura Sánchez que en estos dos años de Gobierno sólo se ha preocupado de trabajar por el bienestar del español de a pie. Ya saben, por los vulnerables. 

Para lo que queda de legislatura sería muy deseable que el señor Sánchez no trabajara tanto. Tómese un descanso, presidente. Para que la economía remonte y para no desencadenar otra guerra civil en España. Bueno, o que nos conquiste Marruecos.

Y contentos mientras no estalle otra guerra civil: ¡Sos grande, Pedro!