Sólo en España puede pasar que el jefe de la oposición diga que desea pactar con el gobierno y no con sus aliados naturales. Es como si la novia le dijera a todo el mundo que su novio es feo, tonto y malo, y que además piensa liarse con otro; y luego se enfadara porque nadie vaya a la boda. Y además resulta que el chico con el que quiere liarse tiene muchas novias y no quiere saber nada de ella. El ridículo más espantoso. Así no es de extrañar que mucha gente decidiera no ir a votar. Al PP para qué, si iba a pactar con el PSOE, y a Vox para qué, si no tenía posibilidades de entrar en el gobierno. Total que, los unos por los otros, la casa por barrer. Al final la derecha no llegó a la mayoría absoluta y la izquierda puede gobernar. Era difícil hacer peor las cosas. Ahora sólo queda lamentarse. Pero lo peor no es eso, sino pensar que casi diez millones de españoles encuentran natural que Sánchez gobierne con los comunistas, los separatistas y los proetarras. Y en cambio temen a un partido democrático y constitucional, como es Vox. Eso demuestra que tenemos una sociedad enferma y tiene muy mal arreglo.

Aún suponiendo que Feijoo llegará a gobernar, sería una legislatura bloqueada por los nacionalistas. Si gobierna el PSOE vamos cuesta abajo y sin frenos. Pero, eso sí, nos hemos librado del terrible fantasma del fascismo. Somos como niños rebeldes que no quieren que nadie ponga orden, aunque se queden sin juguetes, sin derechos y hasta sin comida