Nuevo episodio de Hispanofobia, esta vez en la propia España, concretamente en Barcelona, cuyo ayuntamiento ha decidido eliminar la ‘calle de los Reyes Católicos’ para denominarla a partir de ahora ‘calle de Elisa Moragas i Badia’, en honor a una pedagoga y defensora de los derechos de la infancia, informa ABC

Elisa Moragás ok

A tales hispanófobos lo mejor es recordarles las palabras de la historiadora italiana Angela Pelliciari, sobre los reyes católicos y en concreto sobre Isabel La Católica, en Religión en Libertad: “Un personaje extraordinario. Una mujer de fe, de cultura y de gran inteligencia política. Intentaré esbozar las principales características de su acción de gobierno, comenzando por el aspecto religioso, crucial en la nación que, precisamente gracias a la fe, estuvo dispuesta a reconquistar la libertad. En la segunda mitad del siglo XV la Iglesia tiene una necesidad absoluta de reforma e Isabel la impone anticipándose más de sesenta años al Concilio de Trento. La reina consigue que se nombren obispos y sacerdotes cultos y moralmente irreprochables y obliga a los religiosos a respetar la regla de sus respectivas órdenes. La reforma de la Iglesia que ella promovió convirtió la España del siglo XVI en una tierra de santos, y de grandes santos”.

“En cuanto al papel de la cultura, fundamental para la formación de una clase dirigente digna de tal nombre, Isabel favorece el nacimiento de una red de instituciones de enseñanza de gran excelencia, que compiten unas con otras, formando una generación de ‘letrados’ provenientes de la clase media que, tras reducir los privilegios nobiliarios, administran de forma moderna y eficiente el Estado que se preparaba para convertirse en el más poderoso del mundo”, añade Pelliciari.

La reina de Castilla redacta un testamento en el que ordena a sus herederos ‘que no consientan ni den lugar a que los indios, vecinos y moradores de las Indias y Tierra Firme, ganadas y por ganar, reciban agravio alguno en sus personas ni bienes, antes al contrario que sean bien y justamente tratados, y si han recibido algún agravio que lo remedien’

La historiadora italiana agrega que “cuando a Europa llegan las noticias de las costumbres religiosas de los indios, los intelectuales, escandalizados, se preguntan si los habitantes de aquellas tierras tienen alma y si se les puede aplicar la doctrina aristotélica de la esclavitud por naturaleza. Isabel no tiene la más mínima duda al respecto: ella es católica y sabe que Dios ha creado a todos los hombres a Su imagen y semejanza. Poco antes de morir, el 23 de noviembre de 1504, la reina de Castilla redacta un testamento en el que ordena a sus herederos ‘que no consientan ni den lugar a que los indios, vecinos y moradores de las Indias y Tierra Firme, ganadas y por ganar, reciban agravio alguno en sus personas ni bienes, antes al contrario que sean bien y justamente tratados, y si han recibido algún agravio que lo remedien’. La Iglesia romana, con Pablo III Farnese/Farnesio, prohibirá la esclavitud de los indios en 1537 (Pastorale officium), con 34 años de retraso”.

“Isabel no es solo un maravilloso ejemplo de gobernante católica, es también una convencida representante de la tradición ‘civil’ del Occidente greco-latino, esa tradición centrada sobre la vida bella y ordenada en los centros urbanos. En una extraordinaria ordenanza de 1503 [reproducida íntegramente en los apéndices del libro], consciente de las ventajas cualitativas de la cultura a la que pertenece, Isabel ordena textualmente que se le ofrezca a los indios la posibilidad de vivir como cualquier otro súbdito de sus reinos, esto es, ‘en pueblos en que vivan juntamente, y que los unos no estén ni anden apartados de los otros por los montes’: en ciudades bien construidas y dotadas de iglesias, escuelas y hospitales, habitando su propia casa y trabajando sus propios campos, de manera que "cada uno conozca lo que es suyo, porque tenga más cuidado de lo labrar y reparar", y vistiéndose y comportándose de forma razonable”, añade Pelliciari.

¿Te enteras, Ada Colau?