Recuerden las dos palabras por las que la Reina Letizia, marcó su reinado, ya antes de la boda con el heredero al Trono, cuando fue presentada como la prometida del Rey de España. Doña Letizia demostró quién era, cuando cortó, con grosería manifiesta, al entonces sucesor al Trono Felipe de Borbón, su prometido, con la siguientes palabras:

-¡Déjame terminar!

Desde entonces, a la grosería le llaman “hacer un Letizio”.

Pues bien, ayer, en la entrevista concedida a RTVE, en concreto al periodista Carlos Franganillo, don Pedro Sánchez Pérez-Castejón, no hizo uno, sino dos letizios. Por dos veces, visiblemente enfadado y visiblemente engolado, redujo al silencio a Franganillo con el leticiano “Déjeme terminar”.

Nuevo insulto a la Corona: Felipe VI es bueno porque no ejerce, Juan Carlos I es malo, pero aquí estamos los republicanos para salvar la democracia

No debió dejarle Franganillo, porque un entrevistador debe interrumpir al entrevistado cuando su respuesta no responde a la pregunta sino que lanza su propia propaganda… como fue el caso durante toda la charla.

Dicho de otra forma: la chulería del presidente del Gobierno, su arrogancia sin límites, su egolatría, así como el cinismo de su discurso, sólo permite una opción al periodista que le entrevista: el enfrentamiento directo.

Altanería y pedantería, porque, en un momento dado, Sánchez le corrige a Franganillo, asegurando, como si hablara con un corto de miras y mientes, que la reunión con los indepes calanes no sería el jueves sino el miércoles: ¿Y cómo iba a saberlo el entrevistado si el entrevistador no lo había anunciado, como había dejado que corrieran las cábalas sobre su participación en el acto? (mantener al personal en vilo sorbe sus propia agenda es algo que le pirra a Don Pedro).

La chulería del presidente del Gobierno sólo permite una opción al periodista: el enfrentamiento directo

Por encima de todo: la entrevista con el presidente del Gobierno no aportó información alguna salvo esa: que la reunión con los catalanes la presidirá él y que no será el jueves sino el miércoles.

No nos enteramos tampoco de qué va a ocurrir con el salario mínimo ni con la renovación del poder judicial, ni en qué se va a ceder con los catalanes. Sánchez volvió a jugar con el 'no' referéndum, no de autodeterminación, pero sí de aceptación del posible acuerdo con la Generalitat. Lo otro, asegura Sánchez con una sonrisa beatífica, no sería democrático. ¿Acaso son democráticas todas aquellas decisiones políticas que no se someten a consulta popular? ¿En serio?

Otra cuestión: Sánchez no es republicano porque teme que si se declara la III República española tendría muchos competidores para presidirla. Pero como es un insensato aprendiz de brujo, le gusta que parezca que él es republicano. Para ser exactos, le gusta aparentar que es el revolucionario capaz de romper todos los límites. Llegó al poder introduciendo a los comunistas en el Gobierno, algo que los socialistas sólo se atrevieron a hacer ya iniciada la guerra civil, en septiembre de 1936. Hasta entonces se cuidaron mucho de cometer ese error. A don Pedro los contenidos le importan poco: lo importante es, como en Alicia en el país de Maravillas, saber quién manda. Y manda él.

Conclusión: para que Sánchez abandone La Moncloa habrá que llamar a la Guardia Civil

Así que nos regaló un nuevo insulto a la Corona: Felipe VI es bueno porque no ejerce y hace lo que yo le digo, Juan Carlos I es malo porque sí ejerce como jefe del Estado, pero aquí estamos los republicanos para salvar la democracia.

El cinismo del presidente durante la entrevista llegó a su culmen cuando otorgó su plácet para que Felipe VI, ese vasallo, acudiera a Barcelona para entregar los despachos a los nuevos jueces: “Es bueno que el Rey vaya a Cataluña”, aseguró quien, contra toda norma y costumbre, le prohibió a Felipe VI acudir el pasado año a ese mismo acto.

Conclusión: para que Sánchez abandone La Moncloa habrá que llamar a la Guardia Civil. De hecho, las encuestas no le preocupan nada (pues deberían porque significa que no lo está haciendo bien). Total: las elecciones serán en 2023… tiene hasta esa fecha para seguir en el sillón de Moncloa y más de un año para seguir ‘profanando’ España, antes de preocuparse de las urnas. Por ahora, toca fastidiar al pueblo.