Insisto: Luis Rubiales es un indecoroso y un grosero que debería ser condenado a dos sonoras bofetadas, no a 2,5 años de prisión, por el pico a Jenni Hermoso. Este caso, antes que bueno o malo, resulta un poco exagerado.

No me da la real gana entrar en el tontorrón 'hubo o no hubo consentimiento', es decir, esa memez gloriosa de la verdulera de doña Irene Montero, ni en el concepto "agresión sexual", que las feministas manejan con gran entusiasmo, sin caer en la cuenta de que si todo es agresión sexual, acabamos de producir una arma letal contra las mujeres, al situar, en el mismo nivel, un pico que una violación. 

Sea como fuere, la fiscal del caso, una señora de la que no sé si actúa como abogada o como feminista (lo del juez, preguntando a la fiscal si va a preguntar al acusado hasta que diga lo que ella quiere que diga, es sencillamente genial), solicita 2,5 años de cárcel para Rubiales y, exhausta por la emoción, nos dice que se ha visto obligada a hacerle preguntas a Jenni Hermoso que le han hecho revivir el horror sufrido. 

Hombre, horror, horror, no sé si hubo y no estoy dispuesto a calibrar la intención de Hermoso, eso sería escudriñar su alma, tarea de dioses, pero lo que no entiendo es el rasgado de vestiduras de la fiscal, coreado por toda la prensa progre, por haber "tenido que hacer preguntas" a la acusadora. ¿Es que acaso no es el priemer deber de la justicia escudriñar si cuando A acusa a B, A no está mintiendo?  

La víctima nunca puede sentirse humillada... ¿y si no es víctima? ¿Si estamos ante una denuncia falsa... que es lo que se debe dilucidar en un juicio?

 

¿Rubiales puede entrar en la cárcel por el pico y Laura Borrás quedar libre por falsedad y malversación? ¿Es que la mujer nunca miente y el hombre miente siempre? ¿Seguro?

Respecto a la caradura de doña Laura Borrás, expresidente del Parlamento catalán, exportavoz de Junts en el Congreso e indepe odiadora de todo lo que suene a español, concedió subvenciones a un amigo porque le vino en gana y fue condenada por el tribunal superior de Cataluña a cuatro años de cárcel, eso sí aconsejando, el propio tribunal, en un fallo verdaderamente curioso, que la sentenciada a penas de prisión no entrara en prisión.  

Pues bien, sobre el caso Borrás, lo único que ha dicho el Tribunal Supremo es que la malversación no entra en la Ley de Amnistía y que, por tanto, debería entrar en la cárcel.

Y ahora, por mor de nuestra estupenda legislación, por mor de nuestros formidables tribunales, y por mor de los tópicos al uso, Rubiales puede entrar en prisión por el piquito y Laura Borrás quedar libre por malversación. Ojo, y Borrás no debe comparecer nunca más ante un tribunal: eso sería revictimizar a la pobrecita Laura.

Como para confiar en la justicia. Personalmente, seguiré confiando en la justicia divina, en la humana, aún contando, que ya es contar, con la rectitud de intención así como con la preparación de jueces y fiscales, ni creo ni confío. 

Anda, si crear y confiar es lo mismo.