Contemplo su paso por la tierra,
y sus huellas, para de ahí sacar:
fuerza, luz, serenidad y paz.
 
Contemplo su vida y conocerla más,
retenerla en el corazón, en mi cabeza,
y en cualquier momento, sin necesidad
de ningún libro, volverla a contemplar.
 
Contemplo su forma de andar,
de hablar, su manera de mirar;
y me siento al lado de Pedro y Juan,
y a mi corazón llega su intenso amar.
 
Y así vivo su paso por la tierra,
como un acompañante más.
Y sigo sus huellas, para de ellas sacar:
fuerza, luz, alegría y paz.