El feminismo radical pretende librar a la mujer, incluso de su misión más grande: la maternidad
No existe una Helena, por quien guerrear,
ni una Penélope, madre, y esposa fiel,
ni una Venus -Afrodita-, a quien admirar,
ni una Isabel, de quien vasallo ser.
Ya no hay esposa, solo quiere ser mujer,
poder no ser madre, no tener que ser fiel.
Solo ser pareja, ser hembra por solo placer;
sin compromiso, sin prole a la que educar.
Ya no es esposa, ya no es madre, solo pareja
hoy de éste, mañana de otro, pasado de aquel.
Nadie por ella guerreará, nadie esposo será,
y cuando el otoño llegue: ¿Quién la cuidará?
No quiso ser Helena, Venus, Penélope, Isabel;
y cuando el invierno caiga: ¿Quién la amará?