Los antifascistas, nominados antifas,
llaman fascistas al resto del pueblo,
que no son tolerantes con ellos,
al no ser socialistas-comunistas,
y no inclinar la cerviz a sus deseos.
Y en quien el sentido común prevalece
y la libertad defiende; se pregunta:
¿de quién son los verticales sindicalistas,
pagados por el pueblo con impuestos?
Y la paga, que en junio cobramos,
¿no es la del 18 de julio, la fascista?
Y así, podíamos seguir en una salmodia
inacabable, de prebendas y privilegios,
que nos llevaría sin remedio a llamarles,
a estos antifascistas: Franquistas.