Veo las imágenes de esa cuneta,
nueva cuneta en tierra abierta,
para que en ella, fosa común,
descansen los muertos de una guerra,
que no es conflicto, sino guerra cruenta;
que la ambición humana y su violencia,
como en otros tiempos y otras eras,
vuelve a nuestras vidas, a nuestras haciendas.
 
Veo las imágenes de esa cuneta,
nueva cuneta en tierra abierta,
que al alma la hace llorar y clamar:
¡cuando el hombre dejará de ser una bestia!
y poner razón y amor, por encima de ella.
Sólo abriremos las tumbas, una a una,
cuando volvamos la mirada al Creador
y nos empapemos, como hermanos, de su Amor.
 
Veo las imágenes de esa cuneta,
nueva cuneta en tierra abierta,
donde los muertos se arrojan,
como si sacos de tierra fueran.
Y su sangre, sus huesos y su carne,
de fértil abono servirán a esa tierra,
por la que están muriendo al defenderla,
y de donde surgirá una Nación nueva.