Soñé que volar podía, y alcanzar
las cumbres más altas de la tierra,
subiendo hasta los cielos, y superar
a las reales águilas en sus vuelos.
 
Soñé que en cenizas me convertía,
pues, polvo era y del polvo venia,
y al igual que el ave fénix, una y otra
vez a renacer a la vida volvía.
 
Soñé que esos vuelos y esas cenizas,
eran el amor que en mi alma vivía,
que una y otra vez entregaba,
y que una vez y otra renacía.
 
Y al despertar de aquel mito,
que en mis sueños una y otra
vez disfrutaba, vivía y revivía,
contemple que el Amor, eran las alas
que me llevarían, al final de mi vida,
a gozar en Él, eternamente la Vida.