Lo dijo Gabriel Rufián y es cierto: "el poder nunca, nunca puede estar por encima de la moral". Pero, con ser cierto, esta verdad no sirve para mucho: hablamos de progresistas.  

Ejemplo. Al portavoz de ERC en el Congreso se le podría responder: entonces, el aborto debe ser prohibido, porque matar al inocente es inmoral, aunque el infanticidio haya sido elevado a derecho legal.

Naturalmente, Rufián nos contestaría: no, es que abortar es un acto de lo más moral.

Ergo, lo que está diciendo Rufián es que el poder nunca debe estar por encima... de la moral de Gabriel Rufián.

Lo que se perdió con la modernidad fue el 'consenso' sobre el bien y el mal. A partir de ahí, cualquier cosa es posible. También la blasfemia contra el Espíritu Santo, que es la superación, hacia abajo, del relativismo del siglo XX. En la anterior centuria no nos poníamos de acuerdo sobre si el aborto debía ser prohibido o permitido, en el siglo XXI  no sólo no debe ser permitido sino, además, reconocido como un derecho constitucional: matar el humano se ha convertido en un derecho humano.

Así que, don Gabriel, bonita afirmación la de que el poder nunca debe ejercerse contra la moral, pero nos sirve de poco: ¿De qué moral hablamos?