Una y otra vez repetiré: A España le salvará el sentido del humor. Por encima de la egolatría de su presidente, a una parte del pueblo no le engañan. Ocurrió en las Ventas. Alejandro Talavante iba entraba a matar, En ese momento, una voz potente grita: “Piensa que es Pedro Sánchez”, mientras la plaza estalla en una monumental carcajada, apenas disimulada. No se sabe si Talavante lo oyó pero lo cierto es que entró a matar como si se tratara de Pedro Sánchez: ¡Menuda estocada!

A partir de aquí, caben dos actitudes: o nos rasgamos las vestiduras y demandamos al autor por delito de odio o nos quedamos a gusto como una buena risotada, que no le hará ningún mal al presunto odiado don Pedro Sánchez Pérez-Castejón. Bueno, a él no, sólo a su orgullo.

Ya van tres: "Que te vote Txapote", “Por siete votos tienes el culo roto" y ahora, "Piensa que es Pedro Sánchez”. Como le ocurriera en su día a Zapatero, puede llegar un momento en el que Sánchez sólo pueda acudir a sus propios centros arropado por los suyos. Y hasta podría ocurrir que ya hubiera dos Sánchez: el que la opinión publicada no puede ver ni en pintura y el que nos presenta la TV en actos oficiales, donde su figura es el canon mientras todo aquel que ose discrepar con el amado líder no es otra cosa que un loco o un ultra. Al parecer, hay muchos locos y muchos ultras en España. Casi todos.