El padre Ángel convertirá la catedral que construyó Justo Gallego en Mejorada del Campo (Madrid) en un “centro social abierto donde las personas puedan encontrar un poco de consuelo y alivio”. La intención del fundador de Mensajeros de la Paz es que “que sea un recinto donde tengan espacios todas las religiones y hasta los que no creen. Una especie de centro ecuménico donde vengan los protestantes y cristianos”, afirmó. De esta manera, las actividades que se lleven a cabo “no serán meramente religiosas ni católicas, serán para todos, para los que creen y lo que no, y para unas religiones y otras”. En definitiva, “será un lugar de encuentro, una casa del pueblo”, aseguró.

Es una mala noticia y, sobre todo, va en contra de lo que quería Justo Gallego, el promotor del proyecto que falleció el pasado domingo 28 de noviembre a los 96 años de edad. ¿Desde cuándo una catedral es un “centro social abierto” o “una casa del pueblo”? Porque así llamaba Gallego a su obra realizada durante 60 años: “catedral”, un templo católico, iglesia principal de una diócesis, sede de un obispo o arzobispado, donde los fieles acuden para rezar y para recibir los sacramentos.

Era la ilusión y la promesa que le hizo Gallego a la Virgen si se curaba de tuberculosis. La Virgen escuchó su plegaria y, tras curarse, este agricultor madrileño se lanzó a construir una capilla en agradecimiento a la Madre de Dios. “Yo lo hago todo por amor a Cristo. Hacer un templo a la Virgen María… para mí es mi madre y mi esposa. Sería (mi ilusión) terminar esto y que aquí den culto. Yo me iría al cielo muy contento”, declaró Gallego en 2011.

¿Centro social? ¿Casa del pueblo? No, don Justo quería que fuese una catedral, un lugar para rezar y dar gracias a Dios y a la Virgen. Y no quería "herejes" por la zona. No quería una catedral progre.