
"Una cosa es la libertad de expresión y otra los delitos de odio". Lo dijo el canciller Olaf Scholz, a quien sólo se le ocurrió esta 'sinsorgada' para responder all brillante discurso del vicepresidente de los Estados Unidos, James David Vance
"Una cosa es la libertad de expresión y otra los delitos de odio". Lo dijo el canciller Olaf Scholz, a quien sólo se le ocurrió esta 'sinsorgada' para responder all brillante discurso del vicepresidente de los Estados Unidos, James David Vance. A mí esto no deja de recordarme aquel dicho del franquismo: "una cosa es la libertad y otra el libertinaje". O aquello que comentaba un compañero universitario: "Libertad pero dentro de un orden... de este orden", aseguraba, mientras doblaba el dedo índice sobre el pulgar, hasta dejar un orificio diminuto.
El asunto ocurrió en la Conferencia de Seguridad de Munich y Scholz entró así en el pensamiento sanchista (sí, Sánchez también piensa, otra cosa es cómo piensa y para qué piensa), cuyo modelo de censura 'democrática' es algo muy sencillo: todo el que discrepe de mí es un ultra y a los ultras, mordaza. A ser posible, acompañada de algunos años de cárcel.
Aunque en su día lo expresó con mucho más tino aquel socialista español, Enrique Barón, que fuera presidente del Parlamento europeo: "Se puede decir de todo pero hay cosas que no se pueden decir". Nunca olvidaré aquella alocución suya, en la que estuve presente ni aquellas palabras canallas y payasas, con las que justificaba el veto al italiano Rocco Buttiglione, uno de los grandes filósofos del siglo XXI, a ocupar una de las vicepresidencia de la Unión Europea. ¿Cuál era el pecado de Buttiglione para no ocupar tal cargo en Bruselas? Ser cristiano y ser provida.
El dogma reinante en la Europa del siglo XXI nos retrotrae a aquello otro de que "Se puede decir de todo pero hay cosas que no se pueden decir" (Enrique Barón)... sobre todo si el dicho es cristiano
Se puede ser de todo en una democracia ¡pero no cristiano!
En resumen, Olaf Scholz expone la nueva censura progre: una cosa es la libertad de expresión y otra los delitos de odio. Pues no, el odio también es libre y será castigado por Dios, no por el Estado.
El NOM también cuenta con su 'argumentario' global. El discrepante es un odiador y la progresía, que no admite el pecado, ha decidido convertir el odio en delito y castigarlo con hasta cuatro años de cárcel
Esto es la actual Europa: todo lo admito salvo un ultra. ¿Y qué es un ultra? El que no piensa como yo. Es decir, el Nuevo Orden Mundial (NOM) también cuenta con su 'argumentario' global. El discrepante es un odiador y la progresía, que no admite el pecado, ha decidido convertir el odio en delito y castigarlo con hasta cuatro años de cárcel... en España.
El vicepresidente JD Vance asegura que en Europa la libertad de expresión está en retroceso. Y claro que con ello pone en peligro la democracia y la propia seguridad europeas
A todo esto, el vicepresidente JD Vance asegura que en Europa la libertad de expresión está en retroceso. Y claro que con ello pone en peligro la democracia y la propia seguridad europeas. Uno empieza a invertir conceptos, a perseguir con pena de cárcel la discrepancia y entonces se acaba con la democracia y se confunde al amigo con el enemigo.