
Y en las nuestras les damos cobijo y sustento, Y agraviamos al cercano por mirar a otro lado. O al lejano que trajimos, en cercano convertimos; Volviendo a sufrir la pobreza en el exilio, En la calle, en un banco, a nuestro lado
El nuevo reglamento sobre visados y arraigo de inmigrantes puede resumirse así: todo es más fácil para residir en España y ninguna obligación añadida.
Eso sí, las ONG se quejan porque, a partir de ahora, el reloj se pone a cero y los años de estancia en España no contarán, aunque el período oficial se pase de tres años a dos.
Esto es lógico: hasta ahora, la estancia ilegal es eso: ilegal. Por tanto, si se pone la condición de que contar los años de estancia en España lo lógico es que no cuente el tiempo que ha permanecido como ilegal.
Ahora bien, el problema no es ese: el problema es que al emigrante hay que recibirle con los brazos abiertos y el inmigrante debe respetar a los españoles ya las costumbres y cultura del país que le acoge. Si no, deportación. No se trata de abrir las fronteras y luego dejarlos tirados en la calle. ¿Te enteras, Marlaska?
Por otra parte, sigue vigente la negociación masiva entre los distintos partidos políticos, que supone una regularización masiva de ilegales. Pero las regularizaciones masivas no pueden convertirse en periódicas...
Por último: la emigración no es buena, es mala. Cuando la gente emigra es porque no puede vivir en su país de origen, donde tiene sus raíces.