Biden en Jerusalén: "¿Qué estoy haciendo ahora?"
Joe Biden llega a Israel, en su gira por Oriente próximo... y nada más bajar del avión se muestra un tanto desorientado, "¿Qué estoy haciendo ahora?".
JOE BIDEN in Israel: "What am I doing now?" pic.twitter.com/liBEsBsz2f
— RNC Research (@RNCResearch) July 13, 2022
Pero la cosa se complicó aún más cuando se nos puso filósofo: "No es necesario ser judío para ser sionista". Que no, mister Biden, que es justamente al revés: no hace falta ser sionista para ser judío.
Ser judío es pertenecer a un pueblo egregio, pueblo nada menos que elegido por Dios, el pueblo que desde Jerusalén, y vía Atenas y Roma, forjó el Occidente cristiano. Ser judío debería ser un orgullo para cualquiera. El sionismo, por el contrario, no es más que una teoría política que pretendió la vuelta a la tierra prometida y que una vez conseguido el objetivo, debió disolverse y olvidarse… y que en el Siglo XXI se ha convertido en un peligroso nacionalismo judío.
Y ojo, porque ahora Biden viajará a Arabia Saudí y, me temo, alabará a una tiranía peligrosa con tal de que el precio del petróleo baje, mientras Riad sólo busca la protección militar norteamericana... con patente de corso para perpetrar cualquier desafuero, asesinatos políticos incluidos, o mantener la crudelísima guerra del Yemen.
No acaba ahí el asunto Biden. Su exhibicionismo católico y su obsesión abortera, componen un incoherencia personal que sólo puede calificarse como miserable. Que un católico utilice políticamente sus creencias acudiendo cada semana, a comulgar, mintiendo -sí, mintiendo- sobre el presunto hecho de que el Papa Francisco le animara a comulgar cuando quisiera -yo no me lo creo- mientras proclama, promociona y relanza, promociona y prescribe el aborto, resulta ligeramente vomitivo. El Papa Francisco, quien según Joe Biden, otra mentira, le aseguró que podía comulgar cuando quisiera, ahora le recuerda que debe hablar con su pastor -espero que no sea el obispo de Washington- para clarar la incoherencia personal de ser católico y abortista.
Lo cierto es que el presidente de Estados Unidos es un personaje un tanto senil, bastante sobón y… un pelín miserable. Recientemente, Biden protagonizó un momento viral con su 'Fin de la cita. Repite la línea'. Durante un discurso en la Casa Blanca, en Washington DC, sobre la protección de los derechos reproductivos de las mujeres, dijo accidentalmente "fin de la cita, repite la línea" mientras terminaba una frase. Un texto que estaría incluido en el teleprompter que utiliza el presidente -una aplicación web para seguir un discurso leyéndolo en una pantalla de ordenador-.
En resumen, Biden es un personaje capaz de cargarse todo lo bueno que tiene Estados Unidos. Por ejemplo, su amor por la libertad.