El titular de Exteriores, José Manuel Alabares, vuelve a bajar a Marruecos, para rendir pleitesía a Mohamed VI. Visitará, tan genuflexo como Pedro Sánchez, las tumbas de dos déspotas, el abuelo Mohamed V y el papa Hassan II, este, además, una homicida peligroso.

Cualquiera de los dos eran mucho más dictadores y sin comparación mucho más crueles que el autócrata Francisco Franco, a quien un día antes, en Estrasburgo, Sánchez comparó con Hitler. Por no hablar del actual Rey de Marruecos, Mohamed VI, cuya biografía da para comer aparte.

Ya es triste que hayamos cedido el Sahara a Rabat pero aún lo es más que sigamos, serviles y genuflexos, arrodillándonos ante un tirano repugnante como el Rey Mohamed VI, quien no se conforma con el Sáhara: también quiere Ceuta y Melilla, amén de las Islas Canarias. Y no lo duden si ello fuera necesario para que Pedro Sánchez continúe en el poder, así se hará.