Me cuentan de un profesor de Universidad que cuando quiere explicar lo del caciquismo de la Restauración en el siglo XIX, para que lo entiendan sus alumnos con un ejemplo cercano, les dice que el caciquismo decimonónico es como lo de ahora de las autonomías pero sin legalizar, porque Cánovas y Sagasta eran un poco más decentes que los políticos de la transición, ante la que algunos se extasían y la califican de “phenomenal, phenomenal, phenomenal”, pronunciado en gangoso; es decir, en fonética tolerante y democrática, distinta de la fonética cervantina, que por española, hay quien dice que es propia de las bestias.

Las autonomías son insaciables y los que mandan en ellas no tienen medida, y en esto no hay color político que valga. Hasta los de Vox, que parecía que las iban a suprimir, cuando han llegado al poder, ahora que ya tocan pelo y subvención por voto autonómico no dicen ni oste ni moste

Las autonomías son insaciables y los que mandan en ellas no tienen medida, y en esto no hay color político que valga. Hasta los de Vox, que parecía que las iban a suprimir, cuando han llegado al poder, ahora que ya tocan pelo y subvención por voto autonómico no dicen ni oste ni moste, y a vivir que son dos días. Dicen que la tendencia cristiana está siendo desplazada por la derecha pagana del partido…, pues como vuelvan a repetir la historia del PP, el Vox triunfante en versión derechona pagana se manifestará autonómicamente en farfullo, que era el idioma de Rebollar, una peculiar autonomía de la meseta castellana descrita en su novela Las autonosuyas, que convirtió en película Rafael Gil.

Pues resulta que tras la multiplicación de cargos para colocar a familiares y amiguetes y la consecuente voracidad recaudatoria para engrasar estos nombramientos, a los caciques autonómicos se les han desatado sus tendencias paternales y maternales, dicho sea en lenguaje inclusivo. Pero no, no es eso a lo que me refiero, a eso que alguno de mis lectores podría estar pensando en su cochina mente.  

Lo que ocurre es que tras la sentencia de Isabel Celaá, de que los hijos no son de los padres, los caciques autonómicos -insisto de todos los colores políticos sin excepción- para remediar el abandono de tanto niño se han puesto manos a la obra y están quitando la patria potestad a los padres, a los que ellos acusan de desnaturalizados.

Y a este paso, las presidentas y “los presidentos” de las autonomías -sigo en tono inclusivo, aunque no sé si en esta ocasión un pelín machista, por haber puesto primero a las señoras, en ese caso pido perdón al sistema, que con tanto esmero “neutral” nos vigila…-. Decía antes del paréntesis, que a este paso los nuevos caciques autonómicos se van a hacer con una descendencia más numerosa que la de Abraham, que superaba el número de los granos de arena de las playas y el de las estrellas del firmamento.

Y es que hace falta ser muy, pero que muy desnaturalizados y bastante fachas para no querer llevar a tus hijos… qué digo yo a los institutos públicos, tan modernos y progresistas que hasta tienen asignaturas de eso que algunas cochinas mentes podrían estar pensando.

Y es que hace falta ser muy, pero que muy desnaturalizados y bastante fachas para no querer llevar a tus hijos… qué digo yo a los institutos públicos, tan modernos y progresistas que hasta tienen asignaturas de eso que algunas cochinas mentes podrían estar pensando

Son tan desnaturalizados, reaccionarios y tridentinos algunos padres que ni siquiera quieren llevar a sus vástagos a un colegio concertado o privado de esos que dicen tener un “ideario en valores”, porque son partidarios de que sus hijos tengan la escuela en casa, sistema que tiene un nombre en inglés que soy incapaz de pronunciar y hasta de escribirlo sin copiar letra por letra, porque servidor es del “plan de estudios Lola Flores”:

—  Oye, Lola, tú sabes inglés… —le preguntó en cierta ocasión a la Faraona un periodista, y le cortó la pregunta saltando como una pantera.

—¡Ni Dios que lo consienta!

Alguna ventaja tenía que tener el confinamiento en casa durante tantos meses, y la encerrona a la que nos ha sometido la nieve durante la última semana. No son pocos los padres que en este poco tiempo han visto más cosas que en los muchos años que llevan haciendo tutorías y asistiendo a reuniones en los centros escolares, porque el confinamiento les ha abierto los ojos y se han enterado de qué va la película.

El primer descubrimiento consiste en comprobar que con los medios informáticos con los que contamos hoy día la enseñanza en casa es posible. Y esto los únicos que no pueden verlo son los que todavía siguen siendo partidarios de que el maestro les ponga orejas de burro al que no se sepa la lección, pedagogía que exige la inexcusable presencia de los alumnos en las aulas escolares.

El segundo descubrimiento es todavía más asombroso que el primero: puede existir una enseñanza de altísima calidad, y se podrá seleccionar un equipo docente excepcional, porque con la misma rapidez con que se puede conectar con el colegio de la esquina, se puede hacer otro tanto con un profesor extraordinario, aunque físicamente se encuentre en Australia o en la Patagonia.

En tercer lugar, la encerrona de estos meses con los niños asistiendo a clase desde nuestras casas nos ha hecho caer en la cuenta de que a los centros escolares se les ha ahorrado el dinero que hubieran tenido que gastarse en el mantenimiento de los edificios: agua, luz, calefacción... Unos gastos que, si bien estos meses han corrido por cuenta de las familias, a la vez que se los ha ahorrado al sistema educativo, no han desequilibrado el presupuesto familiar, pues al menos en mi casa la calefacción se enciende para todos, para los que están en edad escolar y hasta para la perrita que tenemos, que se llama Zeta, una husky que está disfrutando de lo lindo en las nieves de Madrid, a la vez que le gusta dormir a lo calentito.

Se concluye que además de tener la posibilidad de contar con profesores espectaculares -con la educación on line-, ya estén en Australia o en la Patagonia, la disminución del presupuesto docente sería muy bien recibido por los contribuyentes

Cuarto descubrimiento: Si a todo el ahorro anterior de los gastos de mantenimiento, le añadimos que las clases a distancia no tienen por qué tener unas aulas con grupos reducidos de alumnos, y por lo tanto una clase a distancia en lugar de a treinta puede ser impartida a trescientos o a tres mil discentes, se concluye que además de tener la posibilidad de contar con profesores espectaculares, ya estén en Australia o en la Patagonia, la disminución del presupuesto docente sería muy bien recibida por los contribuyentes.

Y como lo del quinto es no matarás, vayamos a lo fundamental: no liquidarás con sofismas el derecho de los padres a la educación de sus hijos, por más que la Celaá diga que no son nuestros o los caciques autonómicos nos los quieran arrebatar, quitándonos la patria potestad,

Como ya he dicho en artículos de domingos anteriores, nuestros males en buena parte tienen su origen en la Revolución Francesa, y en esto de la educación de nuestros hijos también. Sucedió que en los debates previos a la aprobación de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano el 26 de agosto de 1789, en las discusiones parlamentarias, uno de los diputados propuso que se incluyera lo siguiente: “Todo ciudadano tiene derecho a enseñar lo que sabe y lo que no sabe”. Y el problema es que no se le hizo caso, no fue aprobada su propuesta y todavía estamos pagando las consecuencias.

Naturalmente que somos los padres quienes tenemos el derecho a enseñar a nuestros hijos lo que sabemos y hasta las ecuaciones de segundo grado aunque se nos hayan olvidado, como es mi caso, y por eso se lo encargamos a alguien de Matemáticas que se las explique. Pero somos los padres los que tenemos el derecho, no el profesor de Matemáticas, que bastante tiene en la vida con estudiar la disciplina de Pitágoras.

Ni siquiera los más audaces políticos se atreven a proponer el cheque escolar, que a mí después de lo que hemos visto en el confinamiento ya me parece muy poco, porque el derecho pleno de los padres a la educación de los hijos, ahora ya es posible ejercerlo a través de la Homeschooling, dicho sea en inglés, para que todos me entiendan y, por supuesto, solicitando el perdón de Lola Flores

Tristemente en España los defensores oficiales de la libertad de enseñanza se han quedado estancados en lo de los conciertos económicos de la enseñanza concertada, que nos coloca a los padres en una posición injusta y muy retrasada en el ejercicio de ese derecho respecto a los titulares de los centros educativos. Ni siquiera los más audaces políticos se atreven a proponer el cheque escolar, que a mí después de lo que hemos visto en el confinamiento ya me parece muy poco, porque el derecho pleno de los padres a la educación de los hijos, ahora ya es posible ejercerlo a través de la Homeschooling, dicho sea en inglés, para que todos me entiendan y, por supuesto, solicitando el perdón de Lola Flores.

 

Javier Paredes

Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá.